Cuando Ricardo decidió matar a su médico de fondo, el Doctor Günter, ya era tarde. Rafaela, la propietaria de la floristería D'Abajo, se había adelantado. Ricardo debería haber adivinado sus intenciones. Sabía que Rafaela no pudo con el último diagnóstico, un hecho que se notó en todas las plantas del barrio de Orillas sin mar . Las plantas eran diferentes, las 'criaba' ella misma y tenían la peculiaridad de respirar sueños en vez de oxígeno. Lo hacían por la noche y durante el día exhalaban flores interpretativas. El doctor Günter le aseguró que el secreto de la peculiraridad de sus plantas estaba en un virus congénito. Pero Ricardo estaba tan centrado en sus ganas de acabar con Günter que no leyó el dolor de Rafaela; ya nunca podría matar a su médico de fondo. Rafaela, feliz por dentro, horrorizada por fuera, consiguió que sus plantas no abandonaran sus intenciones mientras permaneciera en la cárcel. Una de ellas quería estar junto a Ricardo. Ansiaba alimentars
Por Dani Seseña