Martín no es el tipo más inteligente del mundo, ni falta que le hace, porque es tan audaz y sensible que cede la inteligencia al bien común. Es tan imperfecto como quiere ser y tan feliz como su yo adulto le permite; y eso es mucho. Martín es especial por su naturalidad; y excepcional por su capacidad de expresar los miedos y valentías a contracorriente. Ayer sufrió el ataque repentino, y directo al ojo, de una coma; inmediatamente después su cuerpo respondió con un indeleble moratón... de esos que avisan para evitar la traición. Tras el golpe y forzado por la lesión se guiñó un ojo a sí mismo. Un acto reflejo que le llevó a recordar aquellos momentos en los que su madre le insuflaba ingentes dosis de valor para su propia autonomía. Acaba de heredar un pequeño terreno familiar aparentemente estéril. Impulsado por el valor y su querida imperfección vital no ha dudado en remover hasta las tierras más ensimismadas y petrificadas con el fin de sacar vida de debajo de las piedras. Co
Por Dani Seseña