Hace un año que me encontré con Boris Vian en mitad de una ocurrencia. Estaba dándole la medida justa a la casa que le vio nacer y que se dilató demasiado. Lo consiguió y a continuación nos tomamos un tiempo en el café Crucial; después hablamos del instante. Ese concepto. Recuerdo que me hizo muchas preguntas sobre la casa que me vio nacer a mí. Desde que leí La espuma de los días , me confesó, tenía ganas de charlar conmigo sobre ladrillo vista. ¿Por qué? Le pregunté. Porque por lo visto -me contó- hay escritores que no terminan de morir por culpa de un malentendido futuro con un lector concreto. Y ese era yo, y el ladrillo vista el nexo. Y él me vio desde los caracteres. En el Crucial estaban acostumbrados a este tipo de encuentros. De hecho tienen tres mesas reservadas al café con tiempo y al ladrillo vista. Lo fundó Edagar Allan Poe durante un malentendido, no con una lectora, sino con uno de sus personajes que venía de sufrir un salto de página inesperado. Fue justo des...
Por Dani Seseña