Cayó rendido y después depositó el último suspiro en un vaso vacío con forma de zapatilla sin pisada. Antes de morir tuvo tiempo para jugar una partida de tetris, basado en su vida. Unas piezas encajaban, otras no y otras tantas, a medias. Cuando completaba una línea liberaba fórmulas inacabadas al espacio, lo que le hacía perder peso y provocaba sensación de apretón. Murió con 4 kilos y medio menos, pero fue enterrado con 15 de más, porque retuvo un líquido a última hora que pesaba mucho; por él fluían todos los despropósitos acumulados y el acierto de su vida... Para cuando llegó al otro barrio no quedaba nada de él, tan sólo una coma abandonada por aquel punto infantil. No se trataba de empezar de nuevo, porque aquello no era una reencarnación, sino un trasvase unilateral. Una imposición contractual que figuraba en su partida de nacimiento. Su padre, tras unas elecciones perdidas pactó con el opositor a diablo... El resultado estaba ahora por ver. Para empezar l...
Por Dani Seseña