Decía que no había sido un sueño, afirmaba que era tan real como la novicia misma... Sí, como suena. A Sebas Arroyoconducto se le apareció anoche, en mitad de la Gran Vía madrileña , una monja de dos metros. Quería salir con él y así se lo rogaba. Él, que casi no llega al metro sesenta, y ella -con dolor de cuello- sin poder humillar lo suficiente. Vaya escena. Pero mientras me lo cuenta esta mañana, trato de no morirme de risa. Estas cosas sólo me pasan a mí, se lamenta Sebas. No, Sebas, no eres tan especial . Eso lo dice Ramiro Giratorio que se mete en nuestra conversación 'de paso' y añade: A mí, hace tres días se me acercó el doble de Franco y me invitó a cenar en un gallego que hay cerca de mi casa. Tenía intenciones de llevarme al huerto, pero le di una hostia -me pudo el prefjuicio franquista- y se le pasó el deseo, después desapareció del mapa saltando a la pata coja y cantando aquello de "Al cochecito leré...". Ante la magia que surgió entre Sebas y Ramir
Por Dani Seseña