Sigue vivo. Le dejé que se diera una vuelta por el barrio, antes traté de explicarle que sería inútil volver a su piso, porque éste estaba ahora en manos de otros inquilinos. Su hijo Marcelo lo había vendido hace unos meses. ¿Por qué? Me preguntó Casimiro . Porque , no te ofendas, pero hasta hace 'dos días' estabas muerto . Yo mismo te vi tendido en el suelo y te quité el papel que llevabas en la mano. ¿Qué papel? Ese en el que, en cursiva, se podía leer: Yo vi cosas que tú me reprocharías, decisiones erróneas más allá de la razón, es hora de volver... Su gesto cambió y se marchó a dar una vuelta. Le seguí, para no perder la costumbre . La gente le saludaba con naturalidad (ya se habían enterado de su retorno), él no; prefería ir a lo suyo reconstruirse a través de sus charlas en soledad. Desde una distancia prudencial escuché que charlaba con un tal Jalón Pito Atrincherado . Discutían sobre unas acciones, no de bolsa, sino de actividad que aún no habían acometido. Casimiro, ...
Por Dani Seseña