Pulsó en "Entrada nueva" para escribir su próximo post, se abrió una puerta y subió a una sala donde le esperaba parte de sí mismo. Allí, para el bien y el sentido común, había montada una mesa llena de aperitivos soñados, vino en prosa y recortes de historias que nunca han sido contadas. Se sentía relajado, cómplice de la ironía que le hacía cosquillas entre una oreja y la palabra; como aquella vez que olvidó su contraseña y tuvo que aceptarse fuera de su perfil. Era una especie de resignación y victoria a la vez. Una batalla ganada a la necesidad de "tener que". Una sonrisa no forzosa acompañaba mejor al vino que corría por su garganta. Era la alegría de saber y de saberse. Y todo esto ocurría gracias a la decisión de salir de aquella entrada que nunca llevaba a nada y que aparentaba dar acceso a todo. En aquella sala también había un árbol y un mapa. Eran una misma cosa. Unidos por un link de invierno que llevó su sentido al verano. Él dialogó con muchos
Por Dani Seseña