Por Daniel Seseña Bueno, pues se acabó. Finiquitado 2007... seguimos . Tengo un aguacate en mi ventana ; la planta, vamos. La sembré después de comerme el fruto. Me pareció que aquel hueso tan bonito y brillante no merecía acabar en la bolsa de basura con el resto de desperdicios orgánicos. Lo indulté. Seis meses más tarde, y después de regarlo día sí día no, comenzó a brotar algo verde... Mi emoción fue enorme. Era la primera vez que crecía algo que yo mismo había plantado. Al menos conscientemente , no sé qué habrá ocurrido con los huesos de aceituna o de las uvas que caerían de mi boca al jardín de mi madre en los años previos a la emancipación. Hoy la planta mide unos 50 centímetros y resiste al frío como una jabata en una pequeña jardinera de mi ventana. Pero me llama la atención que una de sus hojas, no la primera que salió, se niega a caer, cuando muchas de sus compañeras palmaron meses antes... No voy a forzar su sepelio, aquí cada uno que decida cuándo debe retirarse de la lu
Por Dani Seseña