Se llama José María Taneque, tiene 56 años y es ingeniero del sueño. Estudió Oníricas después de descartar Ciencias de la Excusa . No fue fácil la decisión, desde crío manejaba argumentos como nadie; era un virtuoso de la excusa aplicada, un experto de la no implicación, un mago del desvío de llamadas de intención . Tenía nota de sobra para estudiar lo que quisiera, pero finalmente cayó en un sueño que le despertó de la excusa. Me cuenta que está trabajando en el desarrollo de una máquina que separa los símbolos de sus significados; los centrifuga y los estudia. Toman forma, también sueñan, se emancipan por momentos, absorben esperanza en plena desesperación metafórica; dejan los quicios para las sacas, que no las salidas. Viven y mueren en la misma tabla estratégica que los significantes iconos. Vamos, que se miran a sí mismos de reojo... Y eso que no tienen vista. Confiesa que puede pero que no quiere. Admite que siente ser mejor sujeto cuando predica*. Vislumbra c
Por Dani Seseña