Ir al contenido principal

La última tecla

Muerto internet se acabó la rabia, muerto internet se acabó la rabia... Lo repetía una y otra vez mientras absorbía, como si fuera un fideo, la penúltima tecla de su ordenador. La última la conservó de recuerdo. Y ahora, muerto internet se acabó la rabia. Tras este eructo compuesto, se fundió en un abrazo consigo mismo y se guiñó un ojo por detrás (también a sí mismo) en un claro gesto de complicidad con quien nunca fue (y que siempre fue). 

Al día siguiente Darío Zaco respiraba mejor, tenía los dientes libres de restos de palabras incómodas, las fosas nasales algo cabizbajas pero dispuestas a ver por dónde respiraba la cosa ahora, y los sentidos a flor de piel. Había recuperado la mirada tras haberla perdido entre pantallas. La voz, eso sí, aún seguía algo desincronizada con su boca. Entraba tarde. Unos segundos más tarde que el gesto. Aturdido y feliz por haber acabado con la rabia, no cayó en el más obvio de los errores: pensar que internet se disolvería con sus ácidos interiores.  

Mientras, Zaco seguía disfrutando de la supuesta liberación. Miraba al cielo, al suelo, al medio y después se metía hacia adentro. Entonces se palpaba ansioso. Necesitaba saber que era él, que todo estaba en su sitio. Estómago delgado, intestino sabio, riñones parlantes, corazón desdentado, pulmones alérgicos al aire bruto -yonquis de la esencia neta-, garganta rotunda... Sonreía, sentía vivir. Pero algo le decía que poco más podría disfrutar de ese momento tangible. La resignación volvía, como los primeros síntomas de una gripe. 

Y al final, como sucede con las intoxicaciones, el volcán empezó a vomitar bilis. Las llamas líquidas impregnaron su segunda piel. Se retorcía de dolor. Gritaba, lloraba, seguía vomitando. Se resistía. Pero volvió a su conexión. Abrió los ojos como platos y recuperó esa mirada perdida que le moldeaba hacia el horizonte de su portátil panorámico. Puedo verle desde mi ventana en estos momentos, iluminado por la luz azul, buscando yo qué sé qué... Zaco vuelve a ser quien siempre fue, mientras pierde el guiño de quien nunca fue. Y esta vez, como ya no quiere correr riesgos, ha decidido romper el espejo, no vaya a ser que tenga ganas de volver a abrazarse por la espalda otra vez.

Comentarios

grp ha dicho que…
Yo también soy de las que creo a ratos que este internet mío, vida de miopía y silla, se desintegra justo cuando me alejo. Pero no, porque hay post como este que, aunque se leen de frente, hacen que los momentos de asombro te hagan girar la cabeza, quizás hasta llegar a verte la espalda y guiñarte un ojo.

Anónimo ha dicho que…
Yo intenté dejar de fumar muchas veces. Las adicciones es lo que tienen, que adictan. Son una 'adictadura'.
Le deseo a Zaco que aplaque su rabia de otra forma o la aplique a otras cosas.
Que ataque el falso sistema democrático que tenemos y luche por otro más auténtico, transparente, imaginativo, creador, renovador, representativo, honrado, respetuoso que nos permita sentirnos orgullosos de nosotros y nos aplaque esta rabia que nos invade.
¿O, no?
Cop

Entradas populares de este blog

Las palabras se las lleva Twitter

Apenas estaba digiriendo una información -con alta carga de valor- cuando un tuit la bajó de golpe muro abajo. Intenté seguirla, pero no paraba de caer al foso; y durante el imparable descenso iba olvidando el cuerpo de la noticia que me había llamado la atención. Finalmente renuncié y volví a lo más alto del muro de nuevo, con la esperanza de leer algo interesante, entonces un hilo que sostenía al texto en extinción entró en escena. Intenté seguirlo pero poco duró su vigencia. Una vez más la gravedad de las redes sociales impuso su fuerza.  El volumen de la ansiedad de la masa social por publicar, por ser viral, por conseguir apoyo de followers, ¡por ser!, por estar, por pintar, pesa y ocupa tanto que la palabra apenas puede sostenerse. De hecho acabo de perder el hilo que me trajo hasta este texto. ¿Habré incorporado la misma gravedad y procesado de ideas? Es posible, porque ya se me está haciendo largo y empiezo a sentir ansiedad por publicarlo y que funcione por sí solo. Pesa

UN MENSAJE PARA TI, RUDY

Se llama Lucas (o no) y hoy cumple 38 años . Es un gran tipo, sencillo, culto, oculto, inquieto, humilde, aficionado a los palíndromos y sabedor de que un día su limonero seguirá creciendo sin él… Y no voy a poder tirarle de las orejas. Cuando éramos pequeños, mi tía –nunca supimos por qué- le llamaba Rudy … Jugábamos en el mismo barrio y compartíamos juguetes ( barco pirata de los Clics de Famóbil , Scalextric , las chapas…); pero lo pasábamos en grande con las guerras de calcetines . Fundamental darle solidez a los clásicos mendrugos de hilo. Nos repartíamos los bolazos de un extremo de la habitación a otra. Recuerdo el dolor de risa que me entraba antes, durante y después… Impresionante. Ya, siendo mayorcitos , también hemos vivido momentos únicos, en el concierto de Paul Weller en la Riviera (Madrid) en el año 2003; o en el FIB el mismo año… Sin duda es una de las personas que más me ha influido musicalmente a lo largo de mi vida. Él me metió el gusanillo del SKA , del Sou

Idas y venidas por una mala salida

 Viéndolas venir me dieron en toda la cara. Una a una, las idas y venidas de años anteriores (y una del que entra) fueron golpeándome repetidamente hasta que pronuncié la palabra requerida: "Perdón". Las idas reclamaban un sitio concreto al que llegar; las venidas, más dimensiones. La correspondiente a 2021 era ida y estaba algo más perdida. Lo más difícil para mí fue darme cuenta de que tenía la responsabilidad de ubicarlas. Lo supe por una mala salida de otra persona hacia mí. Ésta, la mala salida, me advirtió -poco antes de abofetearme por izquierda y derecha con la mano abierta- de que debía organizarlas. ¿Cómo? pregunté. Viéndolas venir, exclamó. Así que tras pedir disculpas y tomar la firme decisión de implicarme en la búsqueda de lugares y dimensiones, todo empieza. A ver...