Esta semana el periodismo perdía a uno de sus más fieles militantes, Enrique Meneses. Embajador de la información de pura cepa y... trinchera, ha sido sencillamente un ejemplo. Un ejemplo para periodistas de primera línea y también para otros de reparto y aquellos que no pueden ejercer ni desde el banquillo, porque no ha existido traba, filtro o tapa capaz de mermar la capacidad de informar de Meneses. Y cómo dice Georgina Cisquella (fundadora del programa en el que tengo el privilegio de militar, Cámara abierta 2.o, e ideóloga del documental Oxígeno para vivir, que el viernes 11 se estrena en La2) "...El periodismo era su oxígeno, lo llevaba en vena".
De él estos días se han contado, de manera concentrada multitud de anécdotas, datos y virtudes, así que me limitaré a dar dos pinceladas más de propia cosecha. Cuando fiché por Cámara abierta 2.0 venía con el sentido del periodismo algo tocado (semihundido), pero trabajar bajo al ritmo de la batuta de Georgina Cisquella, te obliga a ponerte las pilas y a aparcar los restos de tontería que te queden por la sangre. Georgina redescubrió a Meneses mientras rastreaba (sin descanso) la red en busca de contenidos interesantes para el programa; lo que le sirvió para potenciar su propia reconversión periodística. En 2007 (incluso antes), o empezabas a reinventarte a través del periodismo digital (permitidme que lo resuma con este término tan manido) o estabas perdido, y Georgina puso en marcha un programa en la tele que hablaba sobre actualidad a través de internet y sus redes sociales; programa que acaba de cumplir 5 años en antena y que está cerca del capítulo número 300.
De pronto se encuentra con él, un periodista octogenario incombustible enganchado a una bombona de oxígeno, a un ordenador y a su blog personal. Un medio de comunicación en sí mismo llamado enriquemeneses.com. De ahí surgió una pieza (podéis verla en el link), que fue el germen de Oxígeno para vivir. Un documental que nos invita a convivir 'unos días' con Enrique Meneses. El resultado es (entre otras cualidades) una joya periodística que retrata con sutil desgarro el Eros y el Tánatos de un periodista que lo es con todas las consecuencias... No quiero destripar el contenido para quien no lo haya visto, por eso no voy a dar más detalles. Avanzo, eso sí, una secuencia donde presenciamos una tensa discusión entre Meneses y su hija que, a mi juicio, describe perfectamente una relación marcada por el periodismo en vena o el particular Big Bang de Enrique Meneses.
La cosa va de eso, de Big Bangs que uno gestiona como puede dentro o fuera del periodismo para desarrollar su propia película. Y Meneses, como los grandes artistas, ha rodado la suya siendo consecuente... y eligiendo, que es el gerundio más difícil de contar. Mientras tanto, aquí seguimos muchos periodistas (alejados de trincheras y primeras filas) reinventándonos cada día -con el aliento y la resaca encima en tiempo real de la crisis- y a golpe de catarsis periodística.
Comentarios
¿Se entiende?
Copi
Un abrazo!
Eva
Me emocionó el enfoque sutil y silencioso; los detalles de cómo vivía en esos últimos años, donde no sólo se muestran imágenes del intrépido corresponsal de guerra sino también un azulejo viejo o un arpa en una sala de quimio.
Me gustó el recorrido por algunos de los conflictos que cubrió como periodista, pero quizás lo que le hace aún más periodista y yo admiro desde el 'no periodismo' es esa adapatación a los nuevos tiempos, su cercanía con la gente joven, ese interés por lo que ocurre intacto.
Existe cierta nostalgia por lo de antes, pero probablemente sin internet, sin twitter, sin su blog y por su puesto sin su oxígeno para contar, no habría podido seguir ejerciendo de periodista hasta el final.
Gracias por acercarnos este periodismo-no ficción. Un abrazo, grp