Después de una pedorreta, dos cortes de manga y una hostia con la mano abierta al mismísimo aire, Roberto decidió que era el momento de saltar por donde había venido y continuar escribiendo aquella página que nunca estuvo en blanco. La pedorreta se la dedicó a sí mismo tras una discusión con un mal gesto; el corte de manga era pura descarga de adrenalina sin filtrar; y la hostia, un movimiento de impotencia contra nada (el todo que pasa por delante y nunca se para a mirar). La hoja, que durante muchos años se disfrazó con letras, espacios, verbos y giros sin sentido, ya no dominaba la situación. Roberto desveló el secreto después de muchas vueltas, que no a lo mismo. Había mucho que escribir. Y ya con la ansiedad desalojada del cuadrilátero.
"Calor. Collage sobre papel" (Erre Gálvez - erregalvez.com) |
Ya no había vuelta atrás. Salió de cuentas, parió dos ideas más, con ellas llegaron tres personajes nuevos poco introspectivos. Dos gajos de sí mismo con los que tuvo que negociar una hoja de ruta llena de rincones expropiados por tramas ajenas. La novedad es que el verbo "negociar" encajaba por fin. Impuso y propuso una base de normas. Destapó un conducto y continuó con la historia. Continúa con una historia... continua. ¡Ha costado! Suspira el mismo... Macguffin.
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