¿Sabéis qué es un meme? Se trata de ese efecto bola de nieve que sufre un comentario desde un blog… Se va 'contagiando' de una a otra bitácora hasta alcanzar un eco extraordinatrio. Si el que origina el meme consigue llamar la atención el premio son miles de enlaces al blog y la audiencia soñada. Y para ilustrarlo nada mejor que el ejemplo siguiente: RorPieTh, un bloguero decepcionado porque “Ya nadie deja comentarios en los blogs que lee”, decidió tomar medidas. Asegura que “esta pequeña plaga está acabando con los ánimos tanto míos como de muchos otros bloggers, y hace que muchos blogs corran peligro de ser abandonados o cerrados por la desmotivación que supone que nadie comente nada de lo que escribes”. Y es que para él y para muchos más no es moco de pavo el asunto, no hay que dejarse llevar por la dejadez y participar… de lo contrario “está poniendo en peligro los blogs, por eso quiero intentar convocar desde aquí para el día 10 de Diciembre "El Día Mundial de Comentar en Blogs". Dicho y hecho, la protesta en menos de un mes ha crecido tanto que de clic a clic, este meme a logrado que el 10 de diciembre ese convierta en día de comentarios y blogueros.
Estación de Atocha, Madrid. Enero 2016 Esperaba subirse a un verbo que le llevara lejos. Lejos del último adjetivo que le arrastró hasta el reverso del suelo que pisaba. La mente en blanco y un mapa por recomponer, una geografía por reubicar. La frase de su amiga fue letal. Cada letra iba cargada con verdades que ni él mismo había valorado. Las comas, las pausas, los silencios y lo malditos puntos suspensivos quemaban. Así esperaba ese vehículo redentor. Inquieto, teneroso, tembloroso, entusiasta del desaliento, sabedor de sus miserias, conocedor accidental de las verdades que le dan cuerpo a la mente... ...Y en su maleta tan sólo llevaba un verso contagioso que no escribió. Un texto que recibió por azar de un sueño a través de un diálogo que no sabe cómo empezó pero sí adónde le llevaba. El murmullo del vagón susurraba desde el fondo del plano. Podía oler el reflejo de su escapada. Imaginaba una huída para empezar, no de cero, pero sí desde un quiebro de sí mismo. Enrai
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