Por J.Noviembre
Hoy empieza una nueva historia. Pero lejos de ser eso, nueva, es más bien una historia añeja sobre la que un día preguntaste ¿Qué sentido tiene su causa? Y yo te contesté: No lo sé, no lo pienses. Para mí ya ha llegado ese momento. Sé que para ti no, pero el sentido va a su ritmo, la dirección a otro distinto y ambos campan a sus estrechas anchas. Esto es un cuento de navidad sin prólogo que transcurre en el frío verano de invierno. En algún momento entre noviembre y febrero. En algún instante entre tú y yo. Aquí estoy cimentando el continuará y eliminando las escorias del falso rácord.

Me he dejado la cartera en un local deslocalizado y he tenido que volver para entender por qué un día hui de ti. Al recuperar mis cosas entiendo por qué salí corriendo, pero no comprendo por qué lo hice. Sin embargo, sé que quise salvarnos de mí. Y tú quisiste protegernos de ti. Quiero volver a perder algo, pero sin empezar de cero. Como te digo, no quiero falsedad en el rácord, sólo continuidad en nuestra historia.
Me dices que me vaya, me dices que no me vaya. Y yo, sin control, me despierto de madrugada para escribir la historia que empieza en el día que nos cruzamos en aquel videoclub de pelis descatalogadas. Te digo que te vayas, te digo que te quedes. Y tú, despierta, me regalas pistas sobre el camino que tenemos que recorrer sin mirar para alcanzar el argumento que surgió aquella noche de noviembre.
Mañana dirás que lo sabemos y yo te diré que no lo desconocemos. Mañana volveremos al catálogo de cine que entendimos a través del libro secreto. Mientras tanto voy aceptando que no hay mañana; empezando por ayer ('durante' las fotografías en blanco y negro de aquella exposición). Todo está delante. Mejor así. Ya sé de qué va esto. He tirado mi experiencia a la pared proyectada y se ha llevado la película a mejor ficción. No hay jurisprudencia ni precedentes. No hay pistas. Estamos solos ante el principio de Heisemberg. Sana inexactitud. Nada es como nos contaron.
...Nada es así. ¿Qué te parece si entramos por la salida? ¿Qué tal si nos vemos dentro? ¿Quieres que dejemos de lado la galería inmóvil? Te propongo un plan: Pasemos y veamos; pulsemos las sábanas de aquella habitación de invierno poco convencional frente a mi 'ruina' (reconstruida) natal. Veo el cuadro que pintaste. Decido encerrarlo en una fotografía con sábanas sin pulsar y liberarlo durante una de nuestras conversaciones de extremos. Los trazos vuelan y terminan uniéndose al hilo rojo inquebrantable. Decido aceptar que es parte de mí y por tanto no necesito romperlo; me une a ti.
Te veo en el videoclub. Por fin te veo.
Comentarios
El primer párrafo es adictivo