
Se marcha como ha venido y me doy cuenta de que le cuelga otra etiqueta de la falda. Se la arranca a los segundos de descubrirla y la tira al suelo. La recojo... no figura el precio sino un adjetivo: "Peligrosa". Empiezo a palparme en busca de algún cartoncillo que no encuentro. Me acerco a la tienda en la que supongo que ha sido etiquetada y pregunto al encargado del cometido. En efecto, me dice, de aquí nadie sale sin ser etiquetado adecuadamente, aunque no compre. Es una extraña tienda de moda y ultramarinos. Al salir, compruebo mi etiqueta: Íncola... Aún le estoy dando vueltas, buscando el doble sentido, pero Justo Ahora me dice que no merece la pena.
Salud!
*Imagen sacada de: Ofsoundandvision.com
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Un saludo.