A Robin Pascual últimamente le caían más chuzos que nunca; sin punta, pero que joden igualmente. No parecía haber cambiado nada en su vida. Seguía siendo el mismo tipo discreto que factura varios miles de euros al mes por analizar mutaciones en el sistema orgánico del rencor ajeno. Sin embargo, el entorno empezó a reaccionar contra él. Primero fue Eugenio el radical (el de la tienda de ultramarinos), cuando por las bravas y tras una discusión con Juani (su amante invidente vidente) volcó su ira contra Robin a través de un pavo trufado de fracasos...
...Al día siguiente Madariaga (el párroco buceador sin empleo que emplea su tiempo en hacer de zahorí urbanita) le denunció por robarle el sueño "aquella" noche de marzo. Antes, Sandra Sacristía (la presidenta de Elásticos Carburos SA), sin más, le daba una patada en el gemelo derecho mientras le reprochaba algo en Japonés. Ya por la noche, dolorido, empezó a repasar los hechos. En mitad del proceso tropezó con una idea que le rondaba en la cabeza y que le estrelló contra un sueño... contra sí mismo. Después se desveló.
Ayer se levantó de bajón, se miró al espejo y a través de sus profundas ojeras llegó hasta el núcleo del rencor propio, el que le había llevado a lucrarse con el ajeno. Ese núcleo estaba compuesto por recortes (planos de su vida que había cortado/editado en favor de una película manipulada). El 80% eran descartes (pasos dados hacia atrás); el 20% puro miedo. Después de desayunar le dio la vuelta al espejo y encontró un panel lleno de argumentos constructivos e inconscientes que se habían escapado gracias a un resquicio abierto por las dudas. Se habían pasado la vida sepultados bajo el núcleo de recortes.
Hoy, arruinado y contento, no sabe por dónde empezar...
Comentarios
Creo que hoy me quedo con mi cara PF, que suele ser una mezcla de risa, asombro, admiración y ‘estás fatal’ :)