Pasaba un par de días en el cortijo de mi amigo Amos. Necesitaba salir un poco de cuentas para parir algo que tenía rondándome la cabeza. Amos es muy generoso, me deja sus llaves y vía libre para ocupar su casa blanca con techo recto. Creí que la calma y la magia del desierto me dilatarían la salida, pero no fue fácil. De hecho, ahora mismo... ya da igual.
Me explico. Salí a dar una vuelta la misma noche que llegué, me apetecía perderme un rato entre cáctus y tierra seca. Tropecé con algo sólido que no era ni una piedra ni un saco de carbón. Aquello que me levantó una uña era una idea abandonada. Traté de abrirla como una nuez, me ayudé de una llave maestra, pero fue imposible.
Y digo que ya da igual el motivo por el que pedí asilo a mi amigo Amos, porque al abrir la idea encontré una duda. Todo el mundo anda como loco por vender deudas y yo voy y me adueño de una duda. Y mientras la alimento noto como me endeudo con aquello que me rondaba la cabeza. No me importa, desde el asilo disfruto del momento.
Me explico. Salí a dar una vuelta la misma noche que llegué, me apetecía perderme un rato entre cáctus y tierra seca. Tropecé con algo sólido que no era ni una piedra ni un saco de carbón. Aquello que me levantó una uña era una idea abandonada. Traté de abrirla como una nuez, me ayudé de una llave maestra, pero fue imposible.
Y digo que ya da igual el motivo por el que pedí asilo a mi amigo Amos, porque al abrir la idea encontré una duda. Todo el mundo anda como loco por vender deudas y yo voy y me adueño de una duda. Y mientras la alimento noto como me endeudo con aquello que me rondaba la cabeza. No me importa, desde el asilo disfruto del momento.
Comentarios
Muy bueno este también.
Otra vez será :)