Ir al contenido principal

La memoria, mis 'cosas' y la mujer estructurada del profesor

Me he encontrado un pendrive. Al principio he pensado devolverlo, pero como estaba en la calle y no tenía a quién... ¡Tampoco lo iba a dejar en una repisa con la esperanza de que el dueño volviera a por él! Seguramente no haya notado la falta! Una vez perdí uno lleno de 'cosas' y nunca apareció. Tardé en enterarme. Después sentí dentera al visualizar mis 'cosas' siendo visualizadas por los ojos de otra persona. No había nada especial ahí dentro, pero eran mis 'cosas'. Textos, fotos impersonales, canciones disueltas, algún que otro sueño transcrito y un par de huesos de aceituna con deseo digerido.

Al llegar al trabajo he dado unas cuantas vueltas sobre mí mismo antes de abrirlo. He pensado en formatearlo sin curiosear en el interior; pero cuando uno es periodista de vocación sabe cómo sublimar su lado cotilla por omisión... Así que no he podido evitar lo que me habría gustado que evitara el que encontró mi 'memoria' de bolsillo, y he entrado en mundo ajeno. La sorpresa no ha tardado en llegar. He hallado 'cosas' que jamás comprendería... Mis propias 'cosas' almacenadas entre las de otros. Sí, las mías.

En un archivo llamado Bumas he encontrado parte de algo que pensé en 1º de EGB mientras me escondía de algo, sin saber que me escondía. En un principio no lo eh reconocido como propio, pero al leer el documento textual, esas palabras se me han pegado a los brazos con ganas, como reclamando su sitio. Después me han llevado junto ese algo que pensé en el colegio. No importa qué fue, pero sí que parte de una idea ha vuelto a su lugar. ¿Pero cómo ha acabado en este pendrive que no es mío?

He seguido pinchando en otras carpetas. La mayoría contienen fotos de 'cosas' que nunca se fotografían, como una suela de una zapatilla que jamás ha pisado el suelo; pulgares hacia arriba sin ánimo de posar; pelillos a la mar; un calendario del 87 sin gracia; tres ajos con gracia pero poco fotogénicos; o un cordón que se niega a atarse los machos... No sé qué capacidad tiene esta memoria, pero parece infinita. No me canso de entrar en tanto mundo archivado.

De nuevo he entrado en una carpeta que me resultaba familiar, pero no es mía. Es una carpeta azul y la llevaba siempre mi profesor de 'Estructuras' durante épocas estudiantiles. Siempre tuve curiosidad por conocer qué guardaba en su interior... Jamás la abría ni sacaba nada de ella. Al fin lo he hecho, la he abierto, y me he encontrado con él dentro. Eso es lo que había, él mismo 'a escondidas'. Hemos estado charlando un rato, después me ha presentado a su mujer, que curiosamente es una maestra en el arte de dejar pendrives en repisas y otras superficies. Se llama Mihret y con ella cerramos este círculo que dará paso a otro. Pero antes, desconecto para reestructurar la memoria. ¡Gracias, Mihret!

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Yo me he comprado un pendrive esta tarde, 32 gigas, 25 €, una ganga, así cuando lo pierda perderé más cosas de una vez. ¿Nos pasará con los pendrive lo que nos pasó con los vídeos, que cuando vamos a reproducirlos hemos tirado el aparato? Se avecinan tiempos en que el problema no será tener memorias sino poder leerlas. O tiempos en los que estaremos siempre traspasando memorias de unos sistemas a otros para preservar la memoria y así. La biblioteca de Alejandría se quemó o la quemaron y hasta aquí hemos llegado, quizá con algún retraso pero ¿qué prisa hay? y además seguramente, como dice Umberto Eco, habría también libros inútiles o muy malos...
Resetear no viene mal a veces...
Tapón
(Perdón por el rollo, pero es que este blog provoca, que no?)
Dani Seseña ha dicho que…
El tema de las memorias es complejo... A mí cada vez me alucina más. Porque cada vez la memoria cuenta con más resquicios por los que dejar pasar sus caudales. Los permitidos y los que arañan las superficies interiores. Todos. Y esto no ha hecho más que empezar.
Anónimo ha dicho que…
Yo llamo a la memoria "el reagrupamiento"y los recuerdos que procuce "la nueva disposición",un amigo llama a los suyos"acaloramientos intelectuales"nuestras sensaciones mas internas que en su aparición lindan con la hechicería,lo tengo claro es un mundo paralelo que se entrelaza y transforma con cierta cotidianeidad.josakos
La Zapateta ha dicho que…
Porque es distinto perder la memoria que olvidarse de algo, suscribo cada acento de este post por si en él, o en sus futuras secuelas, apareciese ese archivo de fotos de Menorca que mi mujer "corto" y nunca "pego".
Dani Seseña ha dicho que…
La memoria a la que me refiero(formada por micromomentos sucedidos en los... momentos más insospechados) es un pedazo de uno mismo tan pesonal como interconectado y efímero. A veces, cuando estás tu solo frente a una placa de ducha o ante la embriaguez seleccionada surgen recuerdos apartados de la consciencia cotidiana, ideas desalojadas de lo oficial que necesitan conectar de manera Urgente Sincera y Brava (USB).

Entradas populares de este blog

El verbo y el tren coloquial

Estación de Atocha, Madrid. Enero 2016 Esperaba subirse a un verbo que le llevara lejos. Lejos del último adjetivo que le arrastró hasta el reverso del suelo que pisaba. La mente en blanco y un mapa por recomponer, una geografía por reubicar. La frase de su amiga fue letal. Cada letra iba cargada con verdades que ni él mismo había valorado. Las comas, las pausas, los silencios y lo malditos puntos suspensivos quemaban. Así esperaba ese vehículo redentor. Inquieto, teneroso, tembloroso, entusiasta del desaliento, sabedor de sus miserias, conocedor accidental de las verdades que le dan cuerpo a la mente... ...Y en su maleta tan sólo llevaba un verso contagioso que no escribió. Un texto que recibió por azar de un sueño a través de un diálogo que no sabe cómo empezó pero sí adónde le llevaba.  El murmullo del vagón susurraba desde el fondo del plano. Podía oler el reflejo de su escapada. Imaginaba una huída para empezar, no de cero, pero sí desde un quiebro de sí mismo. Enrai

Las palabras se las lleva Twitter

Apenas estaba digiriendo una información -con alta carga de valor- cuando un tuit la bajó de golpe muro abajo. Intenté seguirla, pero no paraba de caer al foso; y durante el imparable descenso iba olvidando el cuerpo de la noticia que me había llamado la atención. Finalmente renuncié y volví a lo más alto del muro de nuevo, con la esperanza de leer algo interesante, entonces un hilo que sostenía al texto en extinción entró en escena. Intenté seguirlo pero poco duró su vigencia. Una vez más la gravedad de las redes sociales impuso su fuerza.  El volumen de la ansiedad de la masa social por publicar, por ser viral, por conseguir apoyo de followers, ¡por ser!, por estar, por pintar, pesa y ocupa tanto que la palabra apenas puede sostenerse. De hecho acabo de perder el hilo que me trajo hasta este texto. ¿Habré incorporado la misma gravedad y procesado de ideas? Es posible, porque ya se me está haciendo largo y empiezo a sentir ansiedad por publicarlo y que funcione por sí solo. Pesa

Idas y venidas por una mala salida

 Viéndolas venir me dieron en toda la cara. Una a una, las idas y venidas de años anteriores (y una del que entra) fueron golpeándome repetidamente hasta que pronuncié la palabra requerida: "Perdón". Las idas reclamaban un sitio concreto al que llegar; las venidas, más dimensiones. La correspondiente a 2021 era ida y estaba algo más perdida. Lo más difícil para mí fue darme cuenta de que tenía la responsabilidad de ubicarlas. Lo supe por una mala salida de otra persona hacia mí. Ésta, la mala salida, me advirtió -poco antes de abofetearme por izquierda y derecha con la mano abierta- de que debía organizarlas. ¿Cómo? pregunté. Viéndolas venir, exclamó. Así que tras pedir disculpas y tomar la firme decisión de implicarme en la búsqueda de lugares y dimensiones, todo empieza. A ver...