David vive subordinado entre un punto y una coma dentro de una frase sin fin. De vez en cuando se refugia en silencios, pero no saca nada de ellos, porque sólo se refugia. Antes de llegar a este papel pasó por muchos párrafos que terminaban cerrando sin conclusión, lo que le sirvió para construir una visión de la vida tan delimitada como condicionada por las frases hechas y los textos con planteamiento y punto final. Cuando llegó aquí ni se imaginaba que sus palabras fueran a resultar tan determinantes para seguir, parar, pausar o para cerrar significados.
Se había acostumbrado David a que otros redondearan el sentido mientras él aportaba sus exclamaciones, dudas o sujetos sin arraigo a la palabrería. Digamos que nunca pensaba en el significado del conjunto, sino en tratar de paliar su propia insignificancia. Sabía que tarde o temprano alguien externo pondría punto y final a la frase, lo que le llevaría a empezar a navegar (aparentemente de 0) por otras latitudes verbales. Sin embargo, sin ser consciente de ello, se había metido en una nueva ruta compuesta por más que palabras. De una frase con estética decadente surgía una subordinada que daba un giro radical a sus mermados significantes; de una pausa sepulcral de pronto brotaban onomatopeyas despampanantes que levantaban las ánimas más negadas; incluso irrumpían en escena versos irreversiblemente rayados pidiendo rimas desordenadas.
David se encuentra en una fiesta permanente de oraciones desbocadas, ideas en el aire, tachones a la deriva y borrones sin cuenta nueva. Tras abandonar (para aligerar el 'barco') el derecho a la insignificancia, ha llegado a dudar de su propia existencia. En este texto en el que habita todo parece figurado, todos parecen figurantes, y es el hecho de pisar arenas movedizas pero extremadamente tangibles el que le mantiene cuerdo. Poco a poco va entendiendo que el final de este cuento depende él mismo. Y por supuesto sabe que tiene que encontrar el dorso al asunto. Otra cosa es que decida agarrarse algún recurso para dar esquinazo al final. Ahí queda.
Comentarios
Uno se encuentra con al menos dos pensamientos contrapuestos mientras perfila una frase,¿como empezar y finalizar en tanto o en tan poco?¿como no dejarte en el aire el pensamiento inconcluso?todos los pensamientos son inacabados,si no fuese así no existiría la felicidad momentanea tan necessaria y de la que uno se nutre.
¿Que hay de malo en vivir en el aire?¿por que hay que significarse?
Si uno se conoce tanto,que le dejas a el otro de tí que no sea una copia de ti mismo.josakos.
¿Me equivoco?
(No, si ya se sabe...)
Son mudos funcionales. ¡Con lo bueno que es el silencio!
Estoy leyendo un libro en el que al prota y narrador le dicen que se atreva a nacer de nuevo, que siempre es posible para quien se atreve. ¡Que cambie de nombre!
Copifate
(copifate, ya estoy acabando.. No te digo más)
La Vieja del visillo