Me escribe en formato SMS un vecino, Damián De Solé, y me cuenta que dos yonquis llevan dos días aparcados en la calle 'de detrás'... Apenas salen de su coche, un Seat Imposible GT de 1985. Y cuando lo hacen es para mear fuera del tiesto y gritar: ¡Campeones, campeones, oe oe oe! Después, vuelven al vehículo a fumar chinos (puritos plateados de heroína, vamos).
Al resto del vecindario no parece importarle mucho este fenómeno. De hecho, Doña Restaura, la del bajo D del 6, de vez en cuando les lleva algo de alpiste, el que no quieren sus canarios (que últimamente sólo comen añojo). Por su parte, Fermín Torisco, se acerca para hablarles de lo mal que está todo, también de sus días de carlista y tuno, y cierra el paseo con un: ¡Con cuidado, amigos! Y así uno tras otro, hasta 10 contando a Quintanillo, van acompañando a los yonquis.
Pero De Solé está preocupado. No ya por los yonquis, a los que ve muy a gusto en su dimensión. Teme que la calle se convierta en un nido de vecinos con ganas de contar. En una miserable riada catártica de expatriados de sus casas. Y teme que a él le pase lo mismo porque cada vez se siente más ajeno a sí mismo.
Comentarios
" .... cada vez se siente más ajeno a sí mismo."
Con esas dos frases me quedo.
PD: Montando una bonita historia con los restos de una "fatal batalla" .... aunque no estoy segura de esto ....
"Con suerte los yonkis arranquen su Seat Imposible dejando detrás a un montón de gente tragando con dificultad sus palabras y teniendo que mirar a otros lados en busca de sus 'yos' perdidos".