Ir al contenido principal

Un cadáver sonriente para los desórdenes

Había un cadáver sentado cómodamente en el banco del portal de mi casa. Todo el mundo lo observaba. Sonreía. El sujeto, unos 35 años y metro ochenta, tenía todo el aspecto de haber muerto de risa. Yo volvía de un paseo reflexivo; de buscar respuestas. Mi ordenador me había desordenado tanto que necesitaba encajar tantas piezas como palabras e ideas. Pero el jovial cadáver y su séquito de periodistas, camarógrafos, vecinos cotillas, policías y médicos... me impedían cerrar mi recorrido. Abandoné la escena del 'crimen' al no poder entrar en mi casa.

Cuando regresé, a eso de la una de la madrugada, todo se había despejado. Todo menos mi desorden. Al entrar en mi casa vi una carta en el suelo. La abrí y me encontré una nota escueta que decía: No me lo tengas en cuenta. No entendí nada, y con mi desorden me hice la cena. El portátil, encerrado en una caja, no era una amenaza. La desconexión me estaba permitiendo centrarme en algo. Aunque ese algo fuera desorden y demás desórdenes. La cara del cadáver me sonaba. Lo digo literalmente, no la veía, la oía. Se había transformado en una melodía que, desafortunadamente debido a mi pésimo oído no era capaz de reproducir.

Abrí el portátil, rendido al sonido sin forma. Necesitaba encontrar algo que me ayudase a entender esa sensación, cada vez más intensa. Era como si ese tipo de 35 años y uno ochenta, golpeara una puerta dentro de mi cabeza, pero todo traducido en una mezcla de ritmos... entre blues y ska. De pronto, a la intensidad -cada vez más compleja- se unió un estribillo: No me lo tengas... ¡¡en cuenta!! No me lo tengas... ¡¡en cuenta!!

Logré silenciar el ambiente interno por un momento y retener el esquema del sonido. Encontré un enlace a una aplicación que me prometía traducir indicios a texto. Entré, descargué el invento y seguí las instrucciones. Pulsa A+H+J+O si lo que oyes tiene más tonos graves que agudos; pulsa YÑ-OU+H2 a continuación si lo que oyes conecta con una frustración reciente... Y así hasta completar una plantilla, cuanto menos, curiosa. Ahora pinche aquí...

El texto resultante me daba a entender que me estaba muriendo por dentro. El muerto de risa del portal era la primera y última víctima del desorden. Su sonrisa estaba compuesta, en esencia, por amargura. Un hecho contradictorio que sólo se puede explicar con pequeñas notas musicales inconexas, pero conectadas con las contradicciones propias (las mías). La carta en el suelo me la había enviado a mí mismo por algo que no recuerdo.

Hoy, me llama el portero de la comunidad para decirme que han encontrado algo que me pertenece, está en la comisaría más lejana. Un algo que estaba en un pendrive del cadáver sonriente. Ahora mismo, de camino a la comisaría más lejana, sigo tratando de buscar detalles de orden. No sé que será ese algo, pero algo será. Si no lo pierdo en este caos, lo contaré.

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Esos son los peligros que conlleva vivir al lado de un gimnasio.
Dani Seseña ha dicho que…
...Donde se ejercita todo menos el músculo que ayuda a resolver los desórdenes provocados por 'un ordenador'.
Anónimo ha dicho que…
Meto la mano para sacar algo de mi desorden que yo creo ordenado y nunca sale lo que busco, como ese muerto que se puso una sonrisa en la cara que al final resultó ser amargura.

¿Has recuperado el pendrive?

Entradas populares de este blog

DESASOSIEGO ASPIRADO

No estamos en el Distrito 9 ni ante Terminators ni nada que se le parezca... sí, son aspiradoras. Llevaba con la mía más de 8 años cuando, por un fallo irreparable, me he visto en la obligación de renovar maquinaria absorbente . Así que me he metido en la sección de electrodomésticos de una gran superficie y me he encontrado con esto. ¡Joder, que estas máquinas me están mirando con cara de mala hostia! El mundo de los gadgets ha llegado, para quedarse, al territorio de los electrodomésticos. Impresionante experiencia. Para superar el choque me he ido corriendo al departamento de la tranquilidad , como de costumbre, la charcutería se convierte en mi salvavidas. De vuelta , finalmente me he llevado la más normal. No es ninguna de las que aparecen en imagen. He preferido dejarla reposar en el anonimato... Cuando la he enseñado su nuevo hogar, paradójicamente ha suspirado. Salud!

Twitter y lo que pasa...

Aún recuerdo cuando - allá por 2008 - salíamos a la calle, micro en mano, a preguntar a la gente: ¿Sabes qué es Twitter? Las caras eran un poema y las respuestas , una colección surrealista de posibilidades. Un sujetador, un bar... y sobre todo un "no sé" con risotada adjunta... Ahora, no hay informativo que se resista a su poder, ni país al intento de censura (en vano). Seguramente ésta ha sido una de las semanas más intensas en cuanto a información online al segundo se refiere. A saber, la Ley Sinde y sus movimientos, Álex de la Iglesia y sus acercamientos al 'pueblo de Internet' ; Túnez , Egipto , Jordania y ahora Yemen se remueven por dentro... Los ciudadanos, gracias a las redes sociales entre otras cosas, saben que viven bajo arresto, y no pueden más. Así que empezaremos el programa por nuestro Intérnate de la semana . Es decir, lo más movido de la Red y lo que viene; y en este particular destacamos un documental sobre el periodista 'mágnum' Enrique Me...

El Cerrojo

Abrí para pedir un café, pero una mirada (que vale 1.000 vocablos) me cerró la puerta. Esperé a que pestañeara, pero solo un párpado estaba por la labor de ceder. El otro protegía -con todo- el ojo avizor. Saqué una llave en son de paz. Dio un golpe en la mesa como respuesta. Intenté darle mi brazo al torcer. Sacó un as. Yo pinté bastos. “El cerrojo, aunque no lo creas lo llevas tú”, me dijo en tono conclusivo. Cuando miré mis manos para intentar descifrar sus palabras la camarera me sirvió un café. No entendí mucho lo sucedido, y menos cuando me giré hacia la puerta nadie miraba. Solo quedaba la mirilla, hidroalcohol y una propina.