¿Me sigues? Te sigo. Pues sigo. Tú mismo. Como te decía llevo tres días sin llegar a ese punto de sueño que hay que alcanzar para descansar. ¿Me sigues? Te sigo. Pues sigo. Tú mismo. No sé qué es... Nada me altera en el mundo real, no hay motivo aparente que me altere el sueño. Estoy alteradamente relajado y no veo caras que me sacan del descanso. Ni recuerdos recurrentes que escuecen. ¿Me sigues? Te sigo. Pues sigo. Continúa...
Se me ocurre un hecho, pero no termino de dibujarlo con claridad. Veo una actitud de mala leche. Perdón, no la veo, la huelo, la siento, me llega. Pero es tan suave, tan sutil, que apenas puedo aislarla para analizarla. ¿No será eso? Tú que piensas. Que puede ser. Pues sigue. Sigo. Después de dejar a mi hijo en casa de su amigo Luisma recibí una llamada de un 'primo segundo'. Lo llamo así, porque es el típico pardillo que ni siquiera ocupa la primera fila de la estupidez. Y al terminar la conversación sin contenido, se despidió con un poco frecuente "Bueno, tú tranquilo, que ya me encargo".
En ese "Tú tranquilo" había algo... ¡Hay algo! Una intención soterrada de inyectarme intranquilidad. ¿Será eso? Tú qué crees. Que algo hay. ¿Seguimos mañana? Claro. Hasta luego. Nos vemos la semana que viene. Aquí estaré.
Cuando Ramón puso el pie izquierdo en la calle... siguió. Y siguió avanzando por su teoría: algo hay en el ambiente que le remueve. Lo tiene cerca. Al torcer por la esquina se intensificó y la semana que viene estará más cerca de encontrar más sentido. Sigue.
Se me ocurre un hecho, pero no termino de dibujarlo con claridad. Veo una actitud de mala leche. Perdón, no la veo, la huelo, la siento, me llega. Pero es tan suave, tan sutil, que apenas puedo aislarla para analizarla. ¿No será eso? Tú que piensas. Que puede ser. Pues sigue. Sigo. Después de dejar a mi hijo en casa de su amigo Luisma recibí una llamada de un 'primo segundo'. Lo llamo así, porque es el típico pardillo que ni siquiera ocupa la primera fila de la estupidez. Y al terminar la conversación sin contenido, se despidió con un poco frecuente "Bueno, tú tranquilo, que ya me encargo".
En ese "Tú tranquilo" había algo... ¡Hay algo! Una intención soterrada de inyectarme intranquilidad. ¿Será eso? Tú qué crees. Que algo hay. ¿Seguimos mañana? Claro. Hasta luego. Nos vemos la semana que viene. Aquí estaré.
Cuando Ramón puso el pie izquierdo en la calle... siguió. Y siguió avanzando por su teoría: algo hay en el ambiente que le remueve. Lo tiene cerca. Al torcer por la esquina se intensificó y la semana que viene estará más cerca de encontrar más sentido. Sigue.
Comentarios
Eso, sigue. Yo, te sigo.