Estaba tecleándose las mechas cuando entró su compañera de piso por las venas; nunca lo hacía por la puerta por ser, dice, una entrada para obvios y pusilánimes. A María le repatea que Lucía actúe así, pero es incapaz de hacérselo entender. Lucía se mueve muy bien como pez en el agua a través de la sangre. Lucía Gore, la llama María Dorada. Sólo te pido que respetes este momento, mis mechas son, no sólo un camino adornado de rubio al interior o a mi exterior; son una manera de elegir.
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgrG8MyIWo_we_1_ARCFzpeVLn3p7i9ZUSNwbOgPWu8csrXmT9ScAHeHR4I5D68RFGvxDKWmXDnVdcEwDm0qoFCqG-_BCgKOOw6ZrQHOosVC7VHNqiSBrDl1wI609Z2dQFVD6VX/s320/cabello-a-peso.jpg)
Cuando da con la tecla adecuada se peina en la buena dirección de las raíces. Pero si una vena de paso se convierte en el paso de su amiga y rival, las raíces incluso, parecen resquebrajarse. Ambas viven juntas porque quieren aunque no quieran. Ambas conviven en el mismo espacio porque no saben vivir de otra forma; y seguramente no quieren ver que hay otra forma. El porqué lo desconozco.
Ese es el juego de la vida. Me muevo por tus venas y tú alteras mi sistema nervioso, María. Yo sé que no me lo dices, pero me llega a través de tus descargas invisibles. María no contesta porque está pendiente de su teclado, conectado inexorablemente a las mechas. Lucía sale para quitarse de en medio. Busca una excusa táctil por la que apartarse de la angustia que le produce la indiferencia de María. Entonces se conecta a su tableta y desaparece por la aplicación que no había venido. Una vena por la que escapar y nadar hasta salir a flote.
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Cuando da con la tecla adecuada se peina en la buena dirección de las raíces. Pero si una vena de paso se convierte en el paso de su amiga y rival, las raíces incluso, parecen resquebrajarse. Ambas viven juntas porque quieren aunque no quieran. Ambas conviven en el mismo espacio porque no saben vivir de otra forma; y seguramente no quieren ver que hay otra forma. El porqué lo desconozco.
Ese es el juego de la vida. Me muevo por tus venas y tú alteras mi sistema nervioso, María. Yo sé que no me lo dices, pero me llega a través de tus descargas invisibles. María no contesta porque está pendiente de su teclado, conectado inexorablemente a las mechas. Lucía sale para quitarse de en medio. Busca una excusa táctil por la que apartarse de la angustia que le produce la indiferencia de María. Entonces se conecta a su tableta y desaparece por la aplicación que no había venido. Una vena por la que escapar y nadar hasta salir a flote.
Comentarios
Pero tras una descarga invisible creo que he dado con la salida de esta entrada. La obvia, no te creas.
Vamos, que voy por la puerta :)