Ir al contenido principal

DE REOJOS Y POSICIONES EFÍMERAS

Ojalá fuera pintor para poder 'impresionaros' con el cuadro que he tenido hace un momento delante, al lado (al uno y al otro) y detrás (visión recibida gracias a una cámara que llevo en la chepa, y que me la ancló el traumatólogo por algún motivo). Así que trataré de describirlo con esto que llamamos -desde hace algún tiempo- palabras. Palabras más, palabras menos, cantaban los Rodríguez (frase dedicada a Julián Infante y a Dani Zamora).

La amiga fiel de Mariluz 'La de los ciegos', e infiel a sí misma, Fernanda Arrastro, mira de reojo al mendigo habitual, que simula no tener pierna izquierda, mientras ocupa su porción de acera derecha. Se llama Susto Fartu y siempre lleva consigo una radio de las antiguas que parece crisparse tanto como las pocas pilas que les quedan a ambos (la voz interior es de Jiménez Losantos). Normalmente Susto no se inmuta ante las miradas ajenas, ni con las directas, ni mucho menos con la modalidad de reojo...

...Pero de pronto Fernanda sufre una parálisis ocular y el ojo se queda en 're...' para no volver a su sitio. Mariluz, acostumbrada a la infidelidad personal (que asocia al retorcimiento social que practica Fernanda por costumbre), no le da importancia, además no ve, es ciega. Sólo Susto Fartu, gracias a un silencio de Losantos gira la vista y entiende lo que pasa. Preocupado porque percibe la angustia de Fernanda decide revelar su secreto (más desvelado del barrio) y apoyarse en su pierna oculta para llegar hasta ella.

Fernanda no puede moverse, ni el ojo, ni nada de nada. Está tiesa. Como puede, derramando vino peleón por los poros y palillos usados entre los pliegues del jersey Privata, Susto salta de su mundo al otro... Mariluz no se entera. Y cuando Susto entra en el universo de Fernanda frena, la besa y después le hace una pedorreta en el oído*. Fernanda vuelve en sí. Tiene la mirada perdida y cuando Susto decide regresar a su porción de acera, otro mendigo que simula no tener un brazo se lo quita. Le mira de reojo y Fernanda compra un cupón con la mirada ya en una dirección. 'Fin' del cuadro.

--------

*Por un misterio que no conocemos, el oído derecho de Fernanda está conectado directamente con la pierna -normalmente oculta e izquierda- de Susto Fartu.

**La imagen pertenece al blog de Guillermo Tull.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
De todo este cuadro de miembros (y miembras?) de quita y pon, yo he caído totalmente rendida ante el jersey Privata y sus pliegues. Será cosa de zapatos viejos.

Habrá que echarle un segundo vistazo de reojo a ver qué más brota de los entretrazos de este cuadro.
Dani Seseña ha dicho que…
..."yo he caído totalmente rendida ante el jersey Privata y sus pliegues". Y yo contesto: "Es que son tantos, que ni centrando el ojo los llegas a descubrir"... Vaya Susto!

Entradas populares de este blog

El verbo y el tren coloquial

Estación de Atocha, Madrid. Enero 2016 Esperaba subirse a un verbo que le llevara lejos. Lejos del último adjetivo que le arrastró hasta el reverso del suelo que pisaba. La mente en blanco y un mapa por recomponer, una geografía por reubicar. La frase de su amiga fue letal. Cada letra iba cargada con verdades que ni él mismo había valorado. Las comas, las pausas, los silencios y lo malditos puntos suspensivos quemaban. Así esperaba ese vehículo redentor. Inquieto, teneroso, tembloroso, entusiasta del desaliento, sabedor de sus miserias, conocedor accidental de las verdades que le dan cuerpo a la mente... ...Y en su maleta tan sólo llevaba un verso contagioso que no escribió. Un texto que recibió por azar de un sueño a través de un diálogo que no sabe cómo empezó pero sí adónde le llevaba.  El murmullo del vagón susurraba desde el fondo del plano. Podía oler el reflejo de su escapada. Imaginaba una huída para empezar, no de cero, pero sí desde un quiebro de sí mismo. Enrai

Las palabras se las lleva Twitter

Apenas estaba digiriendo una información -con alta carga de valor- cuando un tuit la bajó de golpe muro abajo. Intenté seguirla, pero no paraba de caer al foso; y durante el imparable descenso iba olvidando el cuerpo de la noticia que me había llamado la atención. Finalmente renuncié y volví a lo más alto del muro de nuevo, con la esperanza de leer algo interesante, entonces un hilo que sostenía al texto en extinción entró en escena. Intenté seguirlo pero poco duró su vigencia. Una vez más la gravedad de las redes sociales impuso su fuerza.  El volumen de la ansiedad de la masa social por publicar, por ser viral, por conseguir apoyo de followers, ¡por ser!, por estar, por pintar, pesa y ocupa tanto que la palabra apenas puede sostenerse. De hecho acabo de perder el hilo que me trajo hasta este texto. ¿Habré incorporado la misma gravedad y procesado de ideas? Es posible, porque ya se me está haciendo largo y empiezo a sentir ansiedad por publicarlo y que funcione por sí solo. Pesa

Idas y venidas por una mala salida

 Viéndolas venir me dieron en toda la cara. Una a una, las idas y venidas de años anteriores (y una del que entra) fueron golpeándome repetidamente hasta que pronuncié la palabra requerida: "Perdón". Las idas reclamaban un sitio concreto al que llegar; las venidas, más dimensiones. La correspondiente a 2021 era ida y estaba algo más perdida. Lo más difícil para mí fue darme cuenta de que tenía la responsabilidad de ubicarlas. Lo supe por una mala salida de otra persona hacia mí. Ésta, la mala salida, me advirtió -poco antes de abofetearme por izquierda y derecha con la mano abierta- de que debía organizarlas. ¿Cómo? pregunté. Viéndolas venir, exclamó. Así que tras pedir disculpas y tomar la firme decisión de implicarme en la búsqueda de lugares y dimensiones, todo empieza. A ver...