Ir al contenido principal

CRÓNICA DE UNA JORNADA CON IDEAS

Lo siento, lo confieso… he llegado tarde a la ceremonia de entrega del premio Enrique Padrós. Había comenzado a eso de las 12:15 y he aparecido sobre las 13 horas. Soy un desastre, pero los tiempos de la tele mandan, colapsan, animan, desaniman, mueven, inmovilizar y un sin fin de conjugaciones más que omitiré. Es lo que tiene. Además he de confesar que, de camino, tuve que parar en un restaurante chino en el que la noche anterior me había olvidado la tarjeta de débito (sólo me quedaban 15 euros) y el DNI.

He conseguido alcanzar el piscolabis y hay que reconocerlo, muy buen vinito (MONTECILLO - Rioja) y excelentes canapés varios. Ahora, fuera de coña, todos destacaban el éxito de la ceremonia. ¡Qué placer conocer al grandísimo Enrique Meneses! Premiado con el mejor blog que habla de política. Casi no he podido hablar con él, estaba muy agasajado por varios blogueros allí presentes y cuando me he querido dar cuenta, ya se había marchado.

Qué… experiencia charlar con Guillermo Fernández Vara, mejor blog de un político. La verdad, el presidente extremeño sin abandonar ese deje político inherente al cargo, ha resultado ser un tipo interesante. Me ha asegurado que su blog es cosa suya y nada más que suya. Lo tiene incorporado a su vida cotidiana y le dedica cuarto de hora al día. Afirma que no mete tajada en los comentarios, por el contrario deja que crezcan por su cuenta y riesgo… y lo hacen, en el post del sábado pasado alcanzó 139 --¡Quién los pillara!--. Claro siempre hay que mantener a raya a malditos trolls, que son caso a parte.

Un gustazo como siempre intercambiar opiniones con Fernando Berlín y Pai, los responsables de esa joya de la comunicación digital llamada Radiocable. Después ya en la cervecería de al lado, cuyo nombre no recuerdo, sí la dirección (Calle Mayor, 73), un grupo más reducido nos hemos tomado otro piscolabis. Y en este contexto he tenido la oportunidad de conocer y hablar un rato con Fernando Jáuregui; que con 10 kilos menos se está saliendo con sus Cenáculos y Mentideros dentro de su Diario Crítico. César Calderón y su compañera Verónica, que no paran, casi no han podido ni beberse media cerveza… Tenían que irse corriendo al próximo mitin de Zapatero en León. Y yo que pensaba que los asistentes a los mítines eran de atrezzo.

Finalmente ha sido un placer enorme dar con una persona, a la par que aguerrida bloguera con causa, tan interesante como Carmen Sánchez. Es médico y actualmente Concejala del Ayuntamiento de Madrid, portavoz de sanidad, mayores y discapacidad. Su blog Derribando Barreras es el mejor aliado para la reivindicación y denuncia de grandes, locales y pequeñas injusticias que pasan desapercibidas ante la gran mayoría de gente sin discapacidad. ¿Lo mejor? Bucear por su bitácora y perderse por sus propuestas “posteras”.

Y para más información sobre los premios, recomiendo la crónica de Pilar Portero en Soitu.es

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
Un placer conocerte, Daniel. Espero que volvamos a coincidir en otro sarao blogosférico
Un abrazo
Anónimo ha dicho que…
Una pena habernos tenido que ir tan pronto Daniel, y de nuevo un verdadero placer.

Abrazos!
Meriam ha dicho que…
El Museo tiene artefactos interesantes y más información sobre la vida tal y como era en aquellos días. Se exponen herramientas de piedra, artículos para el hogar, cerámica, joyas y algunos textiles, y se ha recreado una sala típica del Salado. http://pleasantmountpress.com/

Entradas populares de este blog

El verbo y el tren coloquial

Estación de Atocha, Madrid. Enero 2016 Esperaba subirse a un verbo que le llevara lejos. Lejos del último adjetivo que le arrastró hasta el reverso del suelo que pisaba. La mente en blanco y un mapa por recomponer, una geografía por reubicar. La frase de su amiga fue letal. Cada letra iba cargada con verdades que ni él mismo había valorado. Las comas, las pausas, los silencios y lo malditos puntos suspensivos quemaban. Así esperaba ese vehículo redentor. Inquieto, teneroso, tembloroso, entusiasta del desaliento, sabedor de sus miserias, conocedor accidental de las verdades que le dan cuerpo a la mente... ...Y en su maleta tan sólo llevaba un verso contagioso que no escribió. Un texto que recibió por azar de un sueño a través de un diálogo que no sabe cómo empezó pero sí adónde le llevaba.  El murmullo del vagón susurraba desde el fondo del plano. Podía oler el reflejo de su escapada. Imaginaba una huída para empezar, no de cero, pero sí desde un quiebro de sí mismo. Enrai

Idas y venidas por una mala salida

 Viéndolas venir me dieron en toda la cara. Una a una, las idas y venidas de años anteriores (y una del que entra) fueron golpeándome repetidamente hasta que pronuncié la palabra requerida: "Perdón". Las idas reclamaban un sitio concreto al que llegar; las venidas, más dimensiones. La correspondiente a 2021 era ida y estaba algo más perdida. Lo más difícil para mí fue darme cuenta de que tenía la responsabilidad de ubicarlas. Lo supe por una mala salida de otra persona hacia mí. Ésta, la mala salida, me advirtió -poco antes de abofetearme por izquierda y derecha con la mano abierta- de que debía organizarlas. ¿Cómo? pregunté. Viéndolas venir, exclamó. Así que tras pedir disculpas y tomar la firme decisión de implicarme en la búsqueda de lugares y dimensiones, todo empieza. A ver...

En tela de juicio bajo tierra

Me echan monedas... ¡hasta billetes de 10 y 50€! Voy arreglado, sólo estoy algo mareado y sentado en el suelo del metro por no poder sostenerme en pie. Soy abogado , pero no puedo pararles y decirles que no necesito su dinero. No me sale la voz. Estoy preso  en este pasillo... Bloqueado, encerrado y cubierto por aquella tela de juicio que usaba mi padre para tejer el amor hacia mi madre, la gran fiscal en estado permanente (somos 15 hermanos). La superficie de mi maletín tumbado se ha deprimido por la gravedad del dinero... Y no para de hundirse. Yo, mientras tanto, sigo sin saber qué razón inmaterial me impide levantar la cabeza y erguirme como Dios siempre me indicó. Empiezo a detestar el sonido del dinero, la caridad... No puedo defenderme de este ataque absurdo. No sé si me miran mientras tiran su circulante. ¡Nos sabéis lo que llevo en el maletín, desgraciados, no lo sabéis! ¡Con estos papeles sabríais lo fácil que me resultaría hundir vuestros culos en la miseria. Por fin co