
Una bolsa de Lays al jamón de Jabugo y un "biozumo" Pascual se pierden en el interior de un inodoro abandonado a su suerte. Custodiado por un muro adornado gracias a un humilde grafiti. El váter se niega a doblar, desea seguir siendo él mismo... Quiere continuar respondiendo ante el trasero de la vida.
Lo dramático y no menos fecal del asunto es que -arrimando el hombro a un ser no vivo (pero muy vivido)- este objeto ha tragado lo que no está escrito y encima es desterrado de su lugar. Aquí no vale aplicar el sentido freudiano sobre cortar el cordón umbilical; separarlo de su vínculo con el WC y la madre pared de azulejos, significa la muerte para nuestro inodoro. Pido por tanto el reconocimiento expreso del objeto y no menos sujeto; significante y significado... Es EL ALIADO.
Por cierto, recomiendo la exposición virtual de un gran amigo. Bajo mi virtud de coleccionista, tuve el placer de donar la obra que podéis ver en la parte superior-derecha de este post. Se llama Felipe Mellizo y nos muestra, en un a de sus facetas artísticas, una retrospectiva sobre los diferentes ángulos que pueden definir al váter. Sobriedad, delirio, impresión, desazón, alegría, euforia, creatividad. Todo cabe en la taza.
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