Volví al semáforo como me sugirió algún comentarista. Está en O'Donnell, muy cerca del Pirulí. Esperé con el círculo verde y no pasé en rojo. Vamos que no me moví del sitio hasta que vi llegar, desde la otra punta de mi imaginación al vendedor de sinopsis. Venía con alguien, con quien conversaba histriónicamente sobre una historia en la que estaba trabajando, y a mitad de camino de mi ficción, su acompañante se fue y siguió crucando solo.
Cuando llegó a mi cruce le paré. Y le conté que tras escribir sobre él, algunos comentaristas del blog querían conocerle un poco mejor. Le hablé de Periodismo Ficción, le conté que yo 'vendo' personajes dentro o fuera de sus películas; o de sus cabales (como el clásico, ya sabéis, Casimiro). A los dos nos empezaba a resultar surrealista la situación, pero no estábamos incómodos, a pesar de estar hablándonos a gritos por culpa del tráfico.
Asumida la ficción, se soltó. Me dijo su nombre, Abraham Petunia. Empezó a contarme cómo empezó con su negocio. Resulta que, como ocurre en la La leyenda del santo bebedor (Ermanno Olmi, 1988), a partir de un día cualquiera cada vez que se levantaba se encontraba con algo que contar bajo su colchón. A veces un chiste malo, una introdicción absurda y en ocasiones un hilo conductor de cobre y diálogo.
Desde entonces, empezó a escuchar lo que le venía y a terminar los planteamientos para dejarlos en sinopsis. Y un día dejaron de surgir bajo el colchón para aperecer entre sus manos después de la siesta de las tres. El vecino, Evaristo Ebanista, un productor de cine mudo en el siglo XXI, le escuchó pensar y decidió comprarle una idea, al dia siguiente otra y así hasta completar su serie sin voz: Los recuerdos incautos de un Batman sin sombra.
Y así hasta hoy, día a día, semana tras semana vendiendo y pensando, cerrando historias y abriendo argumentos. Es la vida de Abraham Petunia, el vendedor de sinopsis. Y éste es el principio de una buena amistad.
Comentarios
" A los dos nos empezaba a resultar surrealista la situación, pero no estábamos incómodos" Normal, tu te sientes como pez en el agua navegando en el subrealismo periodístico. Si él tambien estaba cómodo quizá podáis quedar para tomar un café y parir un guión "de a medias"