Comenta alguien (sin nombres) en Facebook algo así como "Revisando el equipo de cámaras"... Y ya está. Y yo, mordíendome los labios, o mejor dicho, conteniendo los pulgares, y autocensurando el comentario que le habría dedicado... Hubiera sido algo así como "Me importa una mierda". Entro en su muro (de las lamentaciones) para ver si es una frase aislada o por el contrario es costumbre...
En efecto, es tradición, adicción y costumbre. Me encuentro con más perlas similares tipo: "mordiéndone las uñas", "planteándome la vida", "llegando al Congreso de networking" y no se qué... "Separándome", "Comiendo un rico plato de espaguetis", "A por un duro lunes de trabajo intenso", "¡Qué dura es la vida del emprendedor"... Bueno, y así hasta una larguísima ristra de interesantes reflexiones. Y en ninguna -¡ninguna!- aparece respuesta alguna.
¿Por qué nadie le contesta? ¿Por qué sigue haciendo de vientre... intacto? ¿Por qué le dedico una sola línea? En fin, no tengo conclusiones, ni sé qué quiero decir con este post... Seguramente sienta impotencia. Impotencia por no reaccionar como me gustaría ante la estupidez. Pero qué curioso resulta que en el fondo me esté quejando frente a un muro online lleno de lamentaciones disfrazadas de ganas de 'compartir'. Como diría Labordeta: ¡A la mierda!
En efecto, es tradición, adicción y costumbre. Me encuentro con más perlas similares tipo: "mordiéndone las uñas", "planteándome la vida", "llegando al Congreso de networking" y no se qué... "Separándome", "Comiendo un rico plato de espaguetis", "A por un duro lunes de trabajo intenso", "¡Qué dura es la vida del emprendedor"... Bueno, y así hasta una larguísima ristra de interesantes reflexiones. Y en ninguna -¡ninguna!- aparece respuesta alguna.
¿Por qué nadie le contesta? ¿Por qué sigue haciendo de vientre... intacto? ¿Por qué le dedico una sola línea? En fin, no tengo conclusiones, ni sé qué quiero decir con este post... Seguramente sienta impotencia. Impotencia por no reaccionar como me gustaría ante la estupidez. Pero qué curioso resulta que en el fondo me esté quejando frente a un muro online lleno de lamentaciones disfrazadas de ganas de 'compartir'. Como diría Labordeta: ¡A la mierda!
Comentarios
Y que alguien le recomiende twitter que por eso no le contestan, porque se equivoca en la conexión formato de lenguaje-red social. O eso creo yo.
Firmado: Un apóstata