Ir al contenido principal

EL CAZADOR DE GESTOS

Echa de menos su época de paparazzi. Le gusta ser un cazagestos, pero no puede evitar la morriña de aquellos años en los que se disputaba con su colega Mol la exclusiva del momento. David Alta Masculla es todo un experto del gesto, de la mueca diferente. Su casa es un estudio/museo de caras torcidas que jamás verán la luz.

Tiene malas caras, rostros desencajados, bondades reprimidas y cuchillos imperceptibles entre los dientes. Se los ha robado a músicos, deportistas, políticos, a sus propios colegas e incluso a él mismo. No es verdad que una imagen vale más que mil palabras, pero sí es cierto que un gesto habla tanto como los silencios de un charlatán. Y David es un maestro en captar ese lenguaje.

Le pagan bien, lo suficiente para vivir sin apuros y mantener su microbosque de ideas y setas inversas. Sus gestos son los más cotizados, nadie los descubre como él. Ya pueden poner diez cámaras con disparador a lo metralladora, que David, con un par de tomas capta la expresión invisible. Pero él siempre vende las segundas versiones. Las buenas, o bien las dona al Museo de Psicología Social Subterránea, o bien se las queda para su propia colección.

Y es una colección, creedeme, muy interesante. Hay dos que destacan especialmente: Zapatero, perdido durante una milésima de segundo en un deseo soterrado frente a un vaso vacío de agua (ni medio lleno, ni medio vacío, seco); y Bob Dylan, mordiéndose el labio y frunciendo el ceño a la vez, mientras su dedo meñique se le tuerce en sentido contrario.

Ahora David está pensando (mientras se fotografía a sí mismo) sobre un sueño que ha tenido, en el que una cámara se deshacía de su objetivo para concentrarse en su propio fin. El revelado dará la forma.

...............

*El cuadro, lo he encontrado en un post titulado Gesto Obsceno, del blog de Pablo Giori.

Comentarios

Juana ha dicho que…
Es curioso, hay gente que ve más allá de la materia, incluso fotografía eso que ve pero que los demás no perciben aunque se lo pongas delante, siempre me fascinó esa capacidad .... una capacidad valiosa con la que hay que tener cierto cuidado, por eso me parece muy inteligente que se las quede o las done.
Y luego esá el revelado o la revelación ....
Dani Seseña ha dicho que…
Bueno, Juana. En este caso se trata de un tipo que no existe, en un mundo de gestos inexistentes. Es un tarado cuyo sueño era robar el alma a los demás por "dos duros". Tampoco lo idealices. Porque en el fondo, David es un "caradura".

Entradas populares de este blog

El verbo y el tren coloquial

Estación de Atocha, Madrid. Enero 2016 Esperaba subirse a un verbo que le llevara lejos. Lejos del último adjetivo que le arrastró hasta el reverso del suelo que pisaba. La mente en blanco y un mapa por recomponer, una geografía por reubicar. La frase de su amiga fue letal. Cada letra iba cargada con verdades que ni él mismo había valorado. Las comas, las pausas, los silencios y lo malditos puntos suspensivos quemaban. Así esperaba ese vehículo redentor. Inquieto, teneroso, tembloroso, entusiasta del desaliento, sabedor de sus miserias, conocedor accidental de las verdades que le dan cuerpo a la mente... ...Y en su maleta tan sólo llevaba un verso contagioso que no escribió. Un texto que recibió por azar de un sueño a través de un diálogo que no sabe cómo empezó pero sí adónde le llevaba.  El murmullo del vagón susurraba desde el fondo del plano. Podía oler el reflejo de su escapada. Imaginaba una huída para empezar, no de cero, pero sí desde un quiebro de sí mismo. Enrai

Las palabras se las lleva Twitter

Apenas estaba digiriendo una información -con alta carga de valor- cuando un tuit la bajó de golpe muro abajo. Intenté seguirla, pero no paraba de caer al foso; y durante el imparable descenso iba olvidando el cuerpo de la noticia que me había llamado la atención. Finalmente renuncié y volví a lo más alto del muro de nuevo, con la esperanza de leer algo interesante, entonces un hilo que sostenía al texto en extinción entró en escena. Intenté seguirlo pero poco duró su vigencia. Una vez más la gravedad de las redes sociales impuso su fuerza.  El volumen de la ansiedad de la masa social por publicar, por ser viral, por conseguir apoyo de followers, ¡por ser!, por estar, por pintar, pesa y ocupa tanto que la palabra apenas puede sostenerse. De hecho acabo de perder el hilo que me trajo hasta este texto. ¿Habré incorporado la misma gravedad y procesado de ideas? Es posible, porque ya se me está haciendo largo y empiezo a sentir ansiedad por publicarlo y que funcione por sí solo. Pesa

Idas y venidas por una mala salida

 Viéndolas venir me dieron en toda la cara. Una a una, las idas y venidas de años anteriores (y una del que entra) fueron golpeándome repetidamente hasta que pronuncié la palabra requerida: "Perdón". Las idas reclamaban un sitio concreto al que llegar; las venidas, más dimensiones. La correspondiente a 2021 era ida y estaba algo más perdida. Lo más difícil para mí fue darme cuenta de que tenía la responsabilidad de ubicarlas. Lo supe por una mala salida de otra persona hacia mí. Ésta, la mala salida, me advirtió -poco antes de abofetearme por izquierda y derecha con la mano abierta- de que debía organizarlas. ¿Cómo? pregunté. Viéndolas venir, exclamó. Así que tras pedir disculpas y tomar la firme decisión de implicarme en la búsqueda de lugares y dimensiones, todo empieza. A ver...