Lo que viene a continuación es una etiqueta perdida, que adjunta Héctor Trasiego a su mesa desplegada con las intenciones compradas... Intención "R" de 6 de febrero de 2001. Julio Flamenco:
No me ha quedado más remedio que inscribirme en el Registro Rasputín.... Desde ahora tendré más cuidado con las cosas que no digo. Duermo mirando al Norte para no perderme en sueños, que me provoca mucha acidez por la mañana.
En el Registro Rasputín todo pasa, previo pago. Purgas, sales para adentro para subir hacia abajo y decir lo que quedó en el medio. Es caro, pero el atajo que se te abre ahorra palabras, aunque tengas que buscar las olvidadas. Factura ideas preconcebidas y otorga recibos firmados por tu puño y letra pequeña. Aquí no vale callar.
Otra opción es convertir en gas todo aquello que no llega a verbo; lo que pasa es que a medio plazo sufres unos tirones y retortijones de escándalo. No merece la pena. Tampoco es conveniente girar la cabeza para el lado opuesto al 'otro lado', haciendo que miras para el lado bueno... Porque al ser mentira, te lo comes y acabas dilatando juanetes en el cerebro, y eso sí que jode. Por lo tanto, firmo y me registro.
Comentarios
Y me gusta muchísimo eso de 'tener cuidado con las cosas que no se dicen'.
Interesante Trasiego la verdad.