Decidí hacerme trilero con 13 años, cuando mi padrastro me apartó de los juveniles del Rayo Vallecano. Ahí empezó todo. Hoy dirijo dos grandes casinos, uno en Las Vegas y otro en Benidorm. Nunca he sacado el As con el que aprendí a vivir en la manga, por eso vivo en Las Vegas, porque ahí nunca tendré que mostrarlo. Cuando me preguntan por España, digo siempre lo mismo: volveré cuando se mueran los feos y los paletos. Me temo que no volveré...
...Y permaneceré aquí, en el desierto de Nevada, con mi As, hasta que la muerte me gane la partida. Tengo 75 años, pero aún tengo a primos por timar para rato. Tantos como ignorantes habitan en mi país. Me llamo Gustavo Elcodo y he timado a tanta gente mirándoles a los ojos, que podría formar con ellos mil equipos de fútbol. No siento remordimientos, tengo el saco de la conciencia tan lleno de pasta que no tengo hueco para la pena. Gozo de una salud de hierro, estornudo cada vez que habla Aznar en inglés y me escuece la pelvis cuando observo el panorama político español.
Seguiré timando a quien lo necesite. Créeme, son muchos los que lo piden inconscientemente. Les huelo, les siento, les estimo y les timo. Son mi fuente de ingresos. A mí me timaron en mi Vallecas natal. Fui víctima de una familia que se timaba a sí misma y en medio de su desarrollo irrumpí yo. Sería fácil decir que el fútbol me habría salvado. No lo sé. Pero ahora me salvo cada día con los bolsillos tan llenos como mis intenciones de timar al prójimo. Así soy yo; consecuencia de algo que vino de una intención vacía. Y tengo un As que me he hecho yo solito.
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