Compró su última intención hace tres meses, pagó 120 euros por ella. Se la vendió una mujer con dos dedos de frente, Julia Sumida, y tres picotazos en la memoria. Héctor Trasiego ha decidido parar. Observar, abrir la mesa y poner todas las intenciones adquiridas a lo largo de los años sobre el mantel. Lleva demasiado tiempo comprando por intuición y necesidad, sin atender ni profundizar en su negocio. Pero ahora, su cuerpo le pide una auditoría.
Las mejores intenciones las adquirió en 2009. Fue un año bondadoso, lleno de generosidad y ganas de hacer, de ejercer. Quizá aquí deba pararse más. Llegó a comprar más de 300. Unas más caras, otras a precio de coste... pero todas interesantes y constructivas. Se para en una a la que no había prestado mucha atención. En la etiqueta dice: "Mañana abandono mi rencor en una cuneta y zanjo el tema", marzo 2009, Marieta Tardía.
Hay más: "Si salgo de ésta, seguro que la próxima entro más despacio, pero necesitaré volver a entrar", mayo 2009, Gutiérrez Judía; "Sé que voy por buen camino, sólo tengo que enderezar mi pena por saber que lo voy a abandonar por el que más me conviene, que no es el mejor", septiembre, 2009, Soraya Zandís; "Soy un problema, pero voy a dejar de serlo para convertirme en solución, voy a apostatar", Retén Hernando... Y así unos cuantos.
Se sonroja. Héctor empieza a motivarse, se emociona. Llora y construye una estructura nueva para dar orden y salidas a sus intenciones. Ancla unas estanterías nuevas, más abiertas y decide reinventar su negocio. Al menos es su intención. Lo escribe y se coloca junto a los demás... "Con todas haré la mía, antes no", abril 2011, Héctor Trasiego.
Continúa con el REGISTRO RASPUTÍN...
Comentarios
Espero que entre tus intenciones esté la de escribir más intenciones, muchas más!!.
Copifate
No lo encuentro.
Anónimo, un poco más abajo, pero te lo paso: http://www.periodismoficcion.com/2011/03/el-hecho-insolito-del-helecho.html