
De nuevo la naturaleza que vive
entre los urbanos reclama su sitio. Y no para de trabajar. Uno no deja de sorprenderse con este tipo de espectáculos. Lo normal en estos casos es
una tala rápida y discreta. Pocos se enterarían de la desaparición de
un arbolillo más. Pero en este caso parece que no es así.
Los dueños de esta finca, cuyo nombre desvelaré más adelante, han decidido adaptarse al crecimiento del árbol.
Lo curioso, más allá de la propia imagen, es el contexto. Frente a nuestro amigo se encuentra
otro S.E.R. al que han tapado la boca. Una ranura por la que directamente -l

os usuarios que necesitamos soltar el coche en algún sitio-
pasan nuestras moneditas a las arcas municipales. ¿Algo oscuro se cuece entre sus conductos digestivos?
Y más curioso todavía, dado el contexto descrito, es
el dueño de la finca. ¿Os lo imagináis? El mismísimo
Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, en concreto la delegación provincial del barrio de Chamartín (Madrid). Árboles transgresores, parkímetros acallados y asuntos sociales, enhorabuena por debatir y coincidir en este jardín tan surrealista.
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