La calle, ese gran museo que todo lo expone y todo lo esconde. En estos días primaverales en los que plataneras, gramíneas y los copos de polen que pululan por el aire hacen su agosto, uno tiene que ingeniárselas para mirar para otro lado. Y es ahí, amigos, cuando se levantan ante las mismas narices -propias y ajenas- verdaderas obras de arte. Una tabla que inicialmente pintarrajeada pudo aspirar a convertirse en cuadro o la mano de nuestro amigo freudiano que como ya vaticiné vuelve a actuar.
El paisaje urbanita es un cuadro en sí mismo. Un contenedor de cosas, cosos y personas obligados a convivir y entenderse bajo la amenaza de la alergia a algo. Aunque a veces, unos impongan su evolución sobre otros... Ahí lo tenéis, un árbol se niega a acatar las órdenes del ladrillo. Tira para arriba y no se apea del burro... Sabe que su evolución va por un camino y la del hombre, por otra. Así es la naturaleza, la humana y la ‘otra’... Que pide recesos constantes a la razón.
Y aunque aparentemente no tiene nada que ver, con Internet y el periodismo ciudadano pasa lo mismo. El miedo a lo desconocido hace temblar a los más establecidos. Los no profesionales, o sencillamente, los ‘plumillas’ aspirantes ven en la red el medio para poner en marcha su canal. Pero como dice Rosa J. Cano, en una entrevista que le hice para Cámara Abierta 2.0 y que esta noche emitimos, “no hay por qué temer la participación; al contrario “todos podemos beneficiarnos” si se dan las herramientas adecuadas. De hecho no hay medio grande que no tire de los ciudadanos como fuente. El País, la BBC, Soitu.es o Cámara Abierta 2.0...
Cito a Rosa, pero en el mismo reportaje podréis escuchar a Gumersindo Lafuente (director de Soitu.es) y a Óscar Espiritusanto (Periodismociudadano.com). Os lo recomiendo sin paliativos. En la pieza además, conoceréis un poco más a Salam Pax, ese reportero ciudadano que trajo por el camino de la amargura a la censura estadounidense durante la guerra de Irak.
La naturaleza, nosotros... La fuerza de la calle no calla. Aún habrá insensatos que piensen que van por libre. Una cosa es conquistar la autonomía personal –tan necesaria como vital- y otra muy diferente es pensar que se puede caminar por el centro de la carretera sin mirar y no ser atropellado por la propia estupidez que te ha llevado hasta ese punto. Sin unos, no hay otros. Así me da que funciona el tema.
¡Salud!
El paisaje urbanita es un cuadro en sí mismo. Un contenedor de cosas, cosos y personas obligados a convivir y entenderse bajo la amenaza de la alergia a algo. Aunque a veces, unos impongan su evolución sobre otros... Ahí lo tenéis, un árbol se niega a acatar las órdenes del ladrillo. Tira para arriba y no se apea del burro... Sabe que su evolución va por un camino y la del hombre, por otra. Así es la naturaleza, la humana y la ‘otra’... Que pide recesos constantes a la razón.
Y aunque aparentemente no tiene nada que ver, con Internet y el periodismo ciudadano pasa lo mismo. El miedo a lo desconocido hace temblar a los más establecidos. Los no profesionales, o sencillamente, los ‘plumillas’ aspirantes ven en la red el medio para poner en marcha su canal. Pero como dice Rosa J. Cano, en una entrevista que le hice para Cámara Abierta 2.0 y que esta noche emitimos, “no hay por qué temer la participación; al contrario “todos podemos beneficiarnos” si se dan las herramientas adecuadas. De hecho no hay medio grande que no tire de los ciudadanos como fuente. El País, la BBC, Soitu.es o Cámara Abierta 2.0...
Cito a Rosa, pero en el mismo reportaje podréis escuchar a Gumersindo Lafuente (director de Soitu.es) y a Óscar Espiritusanto (Periodismociudadano.com). Os lo recomiendo sin paliativos. En la pieza además, conoceréis un poco más a Salam Pax, ese reportero ciudadano que trajo por el camino de la amargura a la censura estadounidense durante la guerra de Irak.
La naturaleza, nosotros... La fuerza de la calle no calla. Aún habrá insensatos que piensen que van por libre. Una cosa es conquistar la autonomía personal –tan necesaria como vital- y otra muy diferente es pensar que se puede caminar por el centro de la carretera sin mirar y no ser atropellado por la propia estupidez que te ha llevado hasta ese punto. Sin unos, no hay otros. Así me da que funciona el tema.
¡Salud!
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S.F.
Eva