Marcuato Cigoto Rad se me presentó en el mismo portal de mi casa para contarme su historia. Voy con prisa, discúlpame, respondí. Y es que iba con el agua al cuello por aquello de la ITV (no metafórica, sino la 'mecánicoreal'). Eran las siete de la mañana y si llegaba más allá de 'y media' el tiempo de espera (decía Tráfico en su misiva oficial) se incrementaba de 8 a 12 minutos o algo así... y el tiempo está a peso de oro últimamente.
Pero Marcuato insistió. Aún tienes mañana para ir a la ITV. Cómo lo sabes, le pregunté. Porque soy “analista de coincidencias analógicas y propias, ajenas y poco universales”. ¡Te cagas! (exclamé para dentro, como tratando de pronunciar una hache muda). Nos metimos en el Café Florito (regentado por un fan incondicional habitante de Las Ventas, auténtico genuino Florito). Pedimos dos cafés largos, 'pero sin pasarse' y un par de churros.
Quería pedirme un contacto: el de Casimiro. Falleció hace un tiempo, le solté de golpe y sin compasión. Se puso de color verde botella. Le pregunté por qué y me respondió que tenía una coincidencia para él. La más extraña de todas las que había analizado en su vida. Empecé a intrigarme... Al mismo tiempo, Cigoto Rad iba pasando a un blanquecino nuclear facial. Mudo se quedó.
Cómo murió, me preguntó. Le conté lo poco que vi. Muerto en la calle, con los del 112 intentando reanimarle y aquel papel en su mano... Seguía pálido, pero se arrancó. Mira, Casimiro está detrás de la muerte del 'pequeño saltamontes'. Al escuchar semejante frase casi se me salen los ojos de sus cuencas. Nada de juego sexual, como se insinúa; nada de suicidio. Una venganza de un viejo compañero de Casimiro: Raúl Petunio Soria. ¡¡Cómo!! Yo estaba alucinando... como si me hubieran servido un café largo y psicotrópico...
Continúa mañana, lo prometo.
Pero Marcuato insistió. Aún tienes mañana para ir a la ITV. Cómo lo sabes, le pregunté. Porque soy “analista de coincidencias analógicas y propias, ajenas y poco universales”. ¡Te cagas! (exclamé para dentro, como tratando de pronunciar una hache muda). Nos metimos en el Café Florito (regentado por un fan incondicional habitante de Las Ventas, auténtico genuino Florito). Pedimos dos cafés largos, 'pero sin pasarse' y un par de churros.
Quería pedirme un contacto: el de Casimiro. Falleció hace un tiempo, le solté de golpe y sin compasión. Se puso de color verde botella. Le pregunté por qué y me respondió que tenía una coincidencia para él. La más extraña de todas las que había analizado en su vida. Empecé a intrigarme... Al mismo tiempo, Cigoto Rad iba pasando a un blanquecino nuclear facial. Mudo se quedó.
Cómo murió, me preguntó. Le conté lo poco que vi. Muerto en la calle, con los del 112 intentando reanimarle y aquel papel en su mano... Seguía pálido, pero se arrancó. Mira, Casimiro está detrás de la muerte del 'pequeño saltamontes'. Al escuchar semejante frase casi se me salen los ojos de sus cuencas. Nada de juego sexual, como se insinúa; nada de suicidio. Una venganza de un viejo compañero de Casimiro: Raúl Petunio Soria. ¡¡Cómo!! Yo estaba alucinando... como si me hubieran servido un café largo y psicotrópico...
Continúa mañana, lo prometo.
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