Me reencontraba anoche con él y de inmediato lo colgaba en Facebook. Sólo me salía una una palabra: ¡Mítico! Y es que en mi opinión es uno de los mejores anuncios que se han rodado en la Historia. Uno de los grandes míticos. Por la idea genial... que además resulta una inteligente metáfora de una vida fragmentada; de eso tan cotidiano (y poco cuestionado) que es construír un TODO desde un pedazo -'de na'- de realidad y darlo por bueno. Y poníendome ya un poco pesado, podría incluso, encontrar semejanza con el Mito de la Caverna de Platón (por cierto muy sintéticamente explicado en este vídeo) ¡¡GUEROPA!!
Abrí para pedir un café, pero una mirada (que vale 1.000 vocablos) me cerró la puerta. Esperé a que pestañeara, pero solo un párpado estaba por la labor de ceder. El otro protegía -con todo- el ojo avizor. Saqué una llave en son de paz. Dio un golpe en la mesa como respuesta. Intenté darle mi brazo al torcer. Sacó un as. Yo pinté bastos. “El cerrojo, aunque no lo creas lo llevas tú”, me dijo en tono conclusivo. Cuando miré mis manos para intentar descifrar sus palabras la camarera me sirvió un café. No entendí mucho lo sucedido, y menos cuando me giré hacia la puerta nadie miraba. Solo quedaba la mirilla, hidroalcohol y una propina.
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