Viene del post anterior.
Se trata de una venganza de un viejo compañero de Casimiro: Raúl Petunio Soria. ¡¡Cómo!! Yo estaba alucinando... como si me hubieran servido un café largo y psicotrópico. Petunio tomaba muy en serio a Casimiro. Éste un día le contó que ni Bruce Lee ni David Carradine... que el que iba para Kung Fu era él. Un señor llamado Benjamin Sachs* descubrió una mañana de domingo a Casimiro practicando Tai chi en el parque del Retiro.
Y sin pensarlo llamó a Hollywood para recomendarle. Le dieron el ok, de inmediato. Pero una mano oscura, aún por descubrir colocó a Carradine. Bruce Lee, que también se había hecho ilusiones, como sabes (enfatizó) murió en extrañas circunstancias. Casimiro le ha seguido décadas después.
Marcuato no sabía que Casimiro había muerto, sus análisis de coincidencias así lo decían, pero deseaba equivocarse. Era la primera vez que uno de sus trabajos terminaba en una muerte. Por eso pasó a color verde y después a blanco cuando le confirmé la noticia. Y ahora el vengador Petunio está suelto. Nos despedimos y quedamos otro día para pensar juntos. Nunca había oído a Casimiro hablar de Petunio. Tampoco me pegaba que tuviera dotes marciales artísticas; digo yo que me lo habría contado Marcelo, su hijo, en algún momento.
Aquí hay gato encerrado, pensé. Y en efecto, cuando entré en mi coche pre-ITV me encontré una nota de aviso: “Tenga usted cuidado. Me ha parecido oír maullidos en el interior de su capó. Por favor compruebe que no hay un minino atrapado en su motor... Y por cierto, no todos los ahorcados mueren empalmados”. Abrí y en efecto un pequeño cachorro se había escondido en mi coche. ¡Qué cosas!
Salud!
*El personaje central de El Leviatán, Paul Auster. Libro que recomiendo fervientemente.
Y sin pensarlo llamó a Hollywood para recomendarle. Le dieron el ok, de inmediato. Pero una mano oscura, aún por descubrir colocó a Carradine. Bruce Lee, que también se había hecho ilusiones, como sabes (enfatizó) murió en extrañas circunstancias. Casimiro le ha seguido décadas después.
Marcuato no sabía que Casimiro había muerto, sus análisis de coincidencias así lo decían, pero deseaba equivocarse. Era la primera vez que uno de sus trabajos terminaba en una muerte. Por eso pasó a color verde y después a blanco cuando le confirmé la noticia. Y ahora el vengador Petunio está suelto. Nos despedimos y quedamos otro día para pensar juntos. Nunca había oído a Casimiro hablar de Petunio. Tampoco me pegaba que tuviera dotes marciales artísticas; digo yo que me lo habría contado Marcelo, su hijo, en algún momento.
Aquí hay gato encerrado, pensé. Y en efecto, cuando entré en mi coche pre-ITV me encontré una nota de aviso: “Tenga usted cuidado. Me ha parecido oír maullidos en el interior de su capó. Por favor compruebe que no hay un minino atrapado en su motor... Y por cierto, no todos los ahorcados mueren empalmados”. Abrí y en efecto un pequeño cachorro se había escondido en mi coche. ¡Qué cosas!
Salud!
*El personaje central de El Leviatán, Paul Auster. Libro que recomiendo fervientemente.
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