¿Dime qué sabes hacer bien? Aquella pregunta le destrozó y destronó para siempre. Le destrozó porque el ejercicio de aislar o inventariar atributos propios le demostró que no tenía; y le destronó porque hasta escuchar esa pregunta, él reinaba sin cuestionarse qué y por qué. A continuación cayó en un pozo del que no supo salir. Aun así intentó responder.
Pues muy fácil, sé hacer... sé hacer... sé hacer. No hubo respuesta exterior. Pero por dentro retumbaban mil voces. Miles de respuestas como golpes de bate sobre cabeza espesa. Unas irónicas como la que dijo Sabes hacer muy bien el avestruz. Otras directas como ¡Se te da muy bien ser un cabrón! Algunas cínicas... ¡No te castigues, no es culpa tuya! Malvadas como No sabes hacer nada, eres auténtica escoria.
...Y una más, una voz serena, que parecía venir de otra persona. Sabes hacer bien las cosas que no sabes hacer. Oculta entre el griterío hostil, fue el empujón definitivo hacia el pozo. Hoy lunes 4 de octubre cumple 12 años de caída al vacío. Y ahí sigue, en suspensión con la mente en blanco, sin poder agarrarse a una mísera maroma.
Comentarios
Toda la vida haciendo las cosas medio bien, siempre a medio camino, y oyendo esa voz que dice que eso no es suficiente. Me he hecho la pregunta del post, y cuando iba a responderme creyendo que en eso sí soy buena, me he dado cuenta de que la respuesta está en una carpeta que se llama A MEDIAS. Pues eso.
A ver si me arranco y lo reinicio para mañana. ¿Cómo lo veis?
Yo te animo, saldrá algo interesante seguro, se te da bien.