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La elección / no elección de Meollo, había movido / removido las tripas de Santapita. Y sin una reflexión previa, confesó que cada vez que separaba una fina (casi translúcida) capa de jamón de su conjunto, pensaba en él. Y ahora, mientras iba verbalizando, pensaba en el sentido de pensar en él. Y llegó a la conclusión de que con el cuchillo arrancaba lo que no podía alcanzar más allá del mostrador. Un pedazo de independencia junto a la persona que más quería.
Has elegido, Meollo, pero no me has elegido a mí. Has elegido no salir de tu parcela sin veta. Y si hubieras estado tan curado como deberías, habrías salido de tu madriguera para buscar, junto a mí, un lugar más allá de los mostradores que no muestran sino ocultan. No te culpo, porque hasta hoy yo tampoco había entendido mis pensamientos... siempre pendiente de la otra carne.
Está todo muy reciente. Han pasado unos días desde las 12 de ese medio día. Ella, de momento, sigue repartiendo piezas curadas. Y él aunque no sale de su asombro, espera turno para volver a elegir y entrar en el juego de la independencia. Informaremos.
Comentarios
Y ese genial mostrador que no muestra.
Genial.