Benigno Espabila lleva trabajando 10 años en el invento, asegura, del siglo. Lo dejó todo por meterse de lleno en el diseño y desarrollo de su criatura. Diez años de obsesión sin tregua, de dedicación exclusiva y de renuncia al resto. Porque el resto, afirma, será parte recuperable cuando finalice el proceso.
Y todo por una noche de especial movimiento intestino-cerebral. En aquella madrugada se le llegaron a juntar 120 ideas + dos deseos en la cabeza, al ritmo de gases como púas. Y no podía levantarse... Se sentía incapaz de salir de su sueño. Necesitaba tanto cada hora de descanso como las tostadas que daban forma a sus inicios diarios. Pero esa noche lo cambió todo. El día siguiente fue una pesadilla. Estaba seguro de que se acordaría, si no de todas, sí de casi todas las ideas y deseos surgidos sobre la cama.
Se equivocó y comenzó la obsesión.
El invento es un software especial, gelatinoso pero firme, que se implanta en el cerebro y reproduce y graba (en texto, sonido o vídeo) cada idea, cada sueño que aparezca por la cabeza en el periodo seleccionado. Lo único incómodo será acostumbrarse al puerto USB, cuya ranura asomaría por la sien (normalmente derecha, pero se podrá elegir). A través de éste se conectará al mundo con un disco externo donde se almacenaría la información.
Le quedan unos retoques y estará listo en un par de días... Benigno es feliz. Y no sabe, que su fiel amigo Simón Revés, aunque algo abandonado por el invento, le quiere y ha ido grabando -en memoria orgánica y en vídeo- lo que Espabila se ha ido perdiendo de la vida por estar encerrado una década. ¡Seguiremos informando!
Y todo por una noche de especial movimiento intestino-cerebral. En aquella madrugada se le llegaron a juntar 120 ideas + dos deseos en la cabeza, al ritmo de gases como púas. Y no podía levantarse... Se sentía incapaz de salir de su sueño. Necesitaba tanto cada hora de descanso como las tostadas que daban forma a sus inicios diarios. Pero esa noche lo cambió todo. El día siguiente fue una pesadilla. Estaba seguro de que se acordaría, si no de todas, sí de casi todas las ideas y deseos surgidos sobre la cama.
Se equivocó y comenzó la obsesión.
El invento es un software especial, gelatinoso pero firme, que se implanta en el cerebro y reproduce y graba (en texto, sonido o vídeo) cada idea, cada sueño que aparezca por la cabeza en el periodo seleccionado. Lo único incómodo será acostumbrarse al puerto USB, cuya ranura asomaría por la sien (normalmente derecha, pero se podrá elegir). A través de éste se conectará al mundo con un disco externo donde se almacenaría la información.
Le quedan unos retoques y estará listo en un par de días... Benigno es feliz. Y no sabe, que su fiel amigo Simón Revés, aunque algo abandonado por el invento, le quiere y ha ido grabando -en memoria orgánica y en vídeo- lo que Espabila se ha ido perdiendo de la vida por estar encerrado una década. ¡Seguiremos informando!
Comentarios
El apoyo de Simón en forma de contexto resulta necesario, porque después de 10 años, es probable que Espabila aparezca con ideas que consiguieron concretar otros hace mucho. Con deseos más que apagados. Aunque con la ilusión intacta, parece. Y eso es bonito.