El mensaje, un tuit de 120 caracteres, enviado al 'muro público' por error decía que en menos de dos días estaría despedido. Me encontré un teléfono sobre la cisterna de váter de la Taberna Engaños en la menor. No me pude resistir a leer ese único mensaje destacado en la pantalla del móvil. "(...)En la puta calle...", abandono y soledad en aquel retrete sin adornos.
Al principio, no sabía si llevarme el móvil o dejarme de coartadas. Pero después, cuando sonó y en la pantalla salió la foto de mi amigo Hernando Sospecho me descoloqué, pero contesté. Se sorprendió al encontrarme al otro lado de esa llamada. Me lo explicó todo, era una broma. Pero el receptor de la misma, Dionisio Entrés (58 años y mucha carga encima y debajo de su vida), había desaparecido.
Al día siguiente, mientras buscaba pistas en los archivos de aquel IPhone poco cuidado, escuché en la tele que habían encontrado a un hombre muerto en mitad de una tubería. No sabemos cómo llegó hasta ahí, pero en uno de sus bolsillos una nota decía: "Me llamó Dionisio y tiró de la cadena; jamás volví a saber nada de ella ni de él... Y ahora, me ahogan, me ahogo. Hasta siempre".
Al día siguiente, mientras buscaba pistas en los archivos de aquel IPhone poco cuidado, escuché en la tele que habían encontrado a un hombre muerto en mitad de una tubería. No sabemos cómo llegó hasta ahí, pero en uno de sus bolsillos una nota decía: "Me llamó Dionisio y tiró de la cadena; jamás volví a saber nada de ella ni de él... Y ahora, me ahogan, me ahogo. Hasta siempre".
Comentarios
Gracias, Juana!
Bromas o no aparte, yo me he reído más con la elección entre móvil o coartada.
Tal vez venga bien tomarse una copa de vino en esa taberna de nombre maravilloso, por aquello de desahogarse, digo. grp