Ir al contenido principal

EL MENTIROSO SIN DADOS

No sabía que estaba cargado cuando lo abrió por primera vez. Desde entonces no ha hecho más que disparar con él. Primero sin apuntar a nadie en concreto; luego obedeciendo al estímulo propio de la evolución, afinando la puntería; después graduando la mirilla... y finalmente seleccionando objetivos. Uno a uno fueron cayendo al recibir sus ráfagas de odios.

Hoy ha liquidado a todo el mundo, o mejor dicho, ha desarmado a todo el mundo y se ha apropiado de sus recursos. Es curioso, pero sólo lo sabe él. Porque en el fondo no ha pasado nada aunque haya pasado de todo; ese "todo el mundo" no tiene ni puta idea -permitidme la expresión- de que ha sido expoliado. Y más curioso aún, aunque él lo sabe, tampoco tiene conocimiento de ello.

Todo es una partida que discurre en un campo diseñado para jugar al fútbol, pero en el que se juega al mentiroso sin dados. Y en esa cancha todos reciben balas de él mientras mienten, y se mienten pensando que ellos disparan contra él. Como en una peli de Tarantino en la que en algún momento los personajes terminan apuntándose unos a otros... Y el que dispara, aunque mata, es el que menos daño hace.

Así es el juego. Uno miente, todos mienten. Pero no pasa nada, porque todo... pasa.

Comentarios

Juana ha dicho que…
Todos mienten, aunque todo pasa, pero .... todo tiende a repetirse si no es honesto, es lo que tiene la vida, que parece que si, pero no .... y se repite y se repite hasta que el si, es si .... un si real y limpio ....
No se si el juego es infinito, lo que si que se, es que no tiene prisa, y se puede salir ....

Entradas populares de este blog

DESASOSIEGO ASPIRADO

No estamos en el Distrito 9 ni ante Terminators ni nada que se le parezca... sí, son aspiradoras. Llevaba con la mía más de 8 años cuando, por un fallo irreparable, me he visto en la obligación de renovar maquinaria absorbente . Así que me he metido en la sección de electrodomésticos de una gran superficie y me he encontrado con esto. ¡Joder, que estas máquinas me están mirando con cara de mala hostia! El mundo de los gadgets ha llegado, para quedarse, al territorio de los electrodomésticos. Impresionante experiencia. Para superar el choque me he ido corriendo al departamento de la tranquilidad , como de costumbre, la charcutería se convierte en mi salvavidas. De vuelta , finalmente me he llevado la más normal. No es ninguna de las que aparecen en imagen. He preferido dejarla reposar en el anonimato... Cuando la he enseñado su nuevo hogar, paradójicamente ha suspirado. Salud!

Twitter y lo que pasa...

Aún recuerdo cuando - allá por 2008 - salíamos a la calle, micro en mano, a preguntar a la gente: ¿Sabes qué es Twitter? Las caras eran un poema y las respuestas , una colección surrealista de posibilidades. Un sujetador, un bar... y sobre todo un "no sé" con risotada adjunta... Ahora, no hay informativo que se resista a su poder, ni país al intento de censura (en vano). Seguramente ésta ha sido una de las semanas más intensas en cuanto a información online al segundo se refiere. A saber, la Ley Sinde y sus movimientos, Álex de la Iglesia y sus acercamientos al 'pueblo de Internet' ; Túnez , Egipto , Jordania y ahora Yemen se remueven por dentro... Los ciudadanos, gracias a las redes sociales entre otras cosas, saben que viven bajo arresto, y no pueden más. Así que empezaremos el programa por nuestro Intérnate de la semana . Es decir, lo más movido de la Red y lo que viene; y en este particular destacamos un documental sobre el periodista 'mágnum' Enrique Me...

El Cerrojo

Abrí para pedir un café, pero una mirada (que vale 1.000 vocablos) me cerró la puerta. Esperé a que pestañeara, pero solo un párpado estaba por la labor de ceder. El otro protegía -con todo- el ojo avizor. Saqué una llave en son de paz. Dio un golpe en la mesa como respuesta. Intenté darle mi brazo al torcer. Sacó un as. Yo pinté bastos. “El cerrojo, aunque no lo creas lo llevas tú”, me dijo en tono conclusivo. Cuando miré mis manos para intentar descifrar sus palabras la camarera me sirvió un café. No entendí mucho lo sucedido, y menos cuando me giré hacia la puerta nadie miraba. Solo quedaba la mirilla, hidroalcohol y una propina.