Ir al contenido principal

GALA, GALA… ÉSTA ES MI DEMOCRACIA

Vamos a aceptar elecciones y campañas varias como sujetos de compañía. Asumiendo por tanto dicha realidad, empapémonos ahora (o no) de política, de diálogos imposibles -pero ciertos-. Sintamos el fragor de los debates a dos y a siete… Rindámonos ¿Y cómo lo hacemos? Muy fácil, entráis en www.rtve.es/elecciones y ya está.

En este sitio, recientemente inaugurado, podéis analizar los últimos ‘coloquios’ entre los titanes y no tan titanes del cuadro político español. Bien, a través de una rigurosa trascripción; o bien por los distintos cortes de vídeo. ¡Menudo menú! Y si os apetece ver más, tenéis decenas de vídeos donde clikar sobre los mítines y últimas noticias de campaña.

Pero sin duda, lo mejor y fuerte de este sitio es el archivo de documentos audiovisuales de los 70. En concreto, podéis revivir el entorno de las primeras elecciones de la democracia moderna… Tenéis la oportunidad de ver los spots de entonces. A saber, un momento único: Antonio Ferrandis enseñando a votar a los españoles que se estrenan ante las urnas. Impresionante documento. Lo prometo, te ríes pero es inevitable sentir cierto estremecimiento.

Ahora bien, el vídeo estelar, la joya documental, es el repaso de las actuaciones que tuvieron lugar en aquella especial noche electoral: el vídeo de LA GALA DE LA DEMOCRACIA. Y hasta aquí puedo leer. Espero que lo disfrutéis. Por supuesto hay muchos más contenidos que os recomiendo. Y sí, el de la foto de la derecha a pecho descubierto es él.

Comentarios

Mariela Gómez Ponce ha dicho que…
Me gusta mucho este post Daniel. Es muy interesante lo que dices...Será defecto de profesión.
Me gustaría comentarte un par de cosas sobre el blog, quizás en otra ocasión.

Un saludo

Mariela

Entradas populares de este blog

El verbo y el tren coloquial

Estación de Atocha, Madrid. Enero 2016 Esperaba subirse a un verbo que le llevara lejos. Lejos del último adjetivo que le arrastró hasta el reverso del suelo que pisaba. La mente en blanco y un mapa por recomponer, una geografía por reubicar. La frase de su amiga fue letal. Cada letra iba cargada con verdades que ni él mismo había valorado. Las comas, las pausas, los silencios y lo malditos puntos suspensivos quemaban. Así esperaba ese vehículo redentor. Inquieto, teneroso, tembloroso, entusiasta del desaliento, sabedor de sus miserias, conocedor accidental de las verdades que le dan cuerpo a la mente... ...Y en su maleta tan sólo llevaba un verso contagioso que no escribió. Un texto que recibió por azar de un sueño a través de un diálogo que no sabe cómo empezó pero sí adónde le llevaba.  El murmullo del vagón susurraba desde el fondo del plano. Podía oler el reflejo de su escapada. Imaginaba una huída para empezar, no de cero, pero sí desde un quiebro de sí mismo. Enrai

El Cerrojo

Abrí para pedir un café, pero una mirada (que vale 1.000 vocablos) me cerró la puerta. Esperé a que pestañeara, pero solo un párpado estaba por la labor de ceder. El otro protegía -con todo- el ojo avizor. Saqué una llave en son de paz. Dio un golpe en la mesa como respuesta. Intenté darle mi brazo al torcer. Sacó un as. Yo pinté bastos. “El cerrojo, aunque no lo creas lo llevas tú”, me dijo en tono conclusivo. Cuando miré mis manos para intentar descifrar sus palabras la camarera me sirvió un café. No entendí mucho lo sucedido, y menos cuando me giré hacia la puerta nadie miraba. Solo quedaba la mirilla, hidroalcohol y una propina. 

Idas y venidas por una mala salida

 Viéndolas venir me dieron en toda la cara. Una a una, las idas y venidas de años anteriores (y una del que entra) fueron golpeándome repetidamente hasta que pronuncié la palabra requerida: "Perdón". Las idas reclamaban un sitio concreto al que llegar; las venidas, más dimensiones. La correspondiente a 2021 era ida y estaba algo más perdida. Lo más difícil para mí fue darme cuenta de que tenía la responsabilidad de ubicarlas. Lo supe por una mala salida de otra persona hacia mí. Ésta, la mala salida, me advirtió -poco antes de abofetearme por izquierda y derecha con la mano abierta- de que debía organizarlas. ¿Cómo? pregunté. Viéndolas venir, exclamó. Así que tras pedir disculpas y tomar la firme decisión de implicarme en la búsqueda de lugares y dimensiones, todo empieza. A ver...