
No puedo ocultar la carcajada cuando veo la cara de Freud sobre la del líder de “La Falange Auténtica”. Es una pena, ese día tenía con la memoria agotada del móvil y no pude capturar la imagen. Mañana hago la foto, pensé. Pero mi gozo en un pozo… sin fondo. El cartel de la Falange había sido tapado por otra pegatina de gran tamaño. Los “Social Patriotas” y sus soflamas (que no hace falta ni describir) habían sepultado las intenciones falangistas.
Pero el pegador, seguramente más freudiano que el propio Sigmund, resiste la envestida. Y nos regala esta estampa, que a día de hoy puedo asegurar sigue en su sitio. En esta línea ahora me gustaría recomendar un libro que leí hace tiempo y que ahora gracias a nuestro amigo rescato de la memoria. Hablo de El día que Nietzsche (Irving D. Yalom). Una historia sobre el nacimiento del psicoanálisis. Interesante, maquiavélica y entretenida, esta joya relata el encuentro ficticio entre Nietzsche y el maestro de Freud, el doctor Breuer. Una genialidad.
Pero el pegador, seguramente más freudiano que el propio Sigmund, resiste la envestida. Y nos regala esta estampa, que a día de hoy puedo asegurar sigue en su sitio. En esta línea ahora me gustaría recomendar un libro que leí hace tiempo y que ahora gracias a nuestro amigo rescato de la memoria. Hablo de El día que Nietzsche (Irving D. Yalom). Una historia sobre el nacimiento del psicoanálisis. Interesante, maquiavélica y entretenida, esta joya relata el encuentro ficticio entre Nietzsche y el maestro de Freud, el doctor Breuer. Una genialidad.
*Disculpadme por la poca calidad de la foto, pero me tuve que subir a un banco y elevar mucho el brazo... El pulso en semejante postura no es mi fuerte.
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