Es un tirador de piedras profesional. Tarug Magrú ha recibido una oferta de un país de Irán para lanzar la primera roca a una chica, dice el telegrama, muy peligrosa que debe ser fulminada a pedradas discretamente, por criminal y adúltera. Nunca ha hecho de verdugo, lo suyo es elegir piezas lisas y hacerlas rebotar por el agua... La distancia es su objetivo.
Pero esta oferta tan original, le ha hecho pensar que ha lanzado demasiadas piedras escondiendo la mano. La cantidad de dinero que cobraría asciende a un millón de euros y un viaje a Torrevieja, Alicante. Ni se lo piensa, se mira las manos, las enseña bien ante su mirada y pone la mente en blanco. Sale al campo, se sienta frente al Lago Reflejo y empieza a tirar piñones... Eso le relaja.
Después, tras reflexionar, acepta el trato. Viaja hasta Irán y ve la foto de la mujer en cuestión, es una tal Sakineh Mohammadi Ashtiani. Se sienta delante del autor de la oferta, estrechan sus manos y comienza la cuenta atrás. Ya en el escenario se dispone a tirar. El público le mira, las autoridades se frotan las manos (Es el mejor, le dice orgulloso el contratante al presidente).
Toma carrerilla, saca la mano, esconde la piedra, agarra a Sakineh y se la lleva... Tan rápido como sus mejores piedras lisas, se escapan rebotando por las arenas del desierto y las olas del Golfo Pérsico. Esta tarde se pasarán por el Lago Reflejo para aprender nuevas técnicas.
Pero esta oferta tan original, le ha hecho pensar que ha lanzado demasiadas piedras escondiendo la mano. La cantidad de dinero que cobraría asciende a un millón de euros y un viaje a Torrevieja, Alicante. Ni se lo piensa, se mira las manos, las enseña bien ante su mirada y pone la mente en blanco. Sale al campo, se sienta frente al Lago Reflejo y empieza a tirar piñones... Eso le relaja.
Después, tras reflexionar, acepta el trato. Viaja hasta Irán y ve la foto de la mujer en cuestión, es una tal Sakineh Mohammadi Ashtiani. Se sienta delante del autor de la oferta, estrechan sus manos y comienza la cuenta atrás. Ya en el escenario se dispone a tirar. El público le mira, las autoridades se frotan las manos (Es el mejor, le dice orgulloso el contratante al presidente).
Toma carrerilla, saca la mano, esconde la piedra, agarra a Sakineh y se la lleva... Tan rápido como sus mejores piedras lisas, se escapan rebotando por las arenas del desierto y las olas del Golfo Pérsico. Esta tarde se pasarán por el Lago Reflejo para aprender nuevas técnicas.
Comentarios
Ojalá hoy valiera eso de 'la historia es verdadera, ya que me la he inventado yo'
Besosss.
Una de tus obras maestras.
(opinión peregrina de alguien sin ni idea)