Ir al contenido principal

VIAJE AL MUNDO ANVERSO

Le dijo "Tres con las que saques" y ella, muy flamenca, respondió saliendo por peteneras. Después se marchó a la francesa. Ni él, ni el resto de los amigos se enteraron de que Luisa Montefalto había volado. Así lo narra Tristán Ciruela cada vez que se reúne con sus amigos -una vez cada tres meses- en la Taberna del Tío Fausto. ¡Por ella! Brindan y terminan la noche con la última amargura de alguno de ellos, que suele emerger paralela al primer rayo de sol.

Pero Tristán va a romper el círculo y nadie de sus amigos (ni siquiera el Tío Fausto, el mayor y mejor conocido del que nadie pueda presumir) conocen sus intenciones. Se marcha, Tristán ha decidido viajar en sentido anverso a la cara del mundo. Pero justo antes de tomar la decisión definitiva, se toma un respiro, un te y la justicia por su mano... Es entonces cuando aparece ella, que nada tenía que ver con él.

Ella, Luisa Montefalto, era parte de la bandera que unía a un círculo de amigos. Un lema, una idea, cabeza de una ideología que nunca tomó forma más allá de la Taberna del Tío Fausto. Y ahora se presenta ante él; por haber tomado un respiro, un te y la justicia por su mano. Tristán deslumbrado se enamora perdidamente y se van juntos a recorrer el anverso de un mundo inverso que ellos nunca cataron.

Comentarios

Miguel Ángel Pegarz ha dicho que…
Con el tiempo igual acaban juntándose todos en torno a ella en quién sabe que parte del mundo.
isa ha dicho que…
Preciosa historia esta de tabernas y flamencas que vuelan aunque nunca muy alto ni muy lejos, por lo que parece. Y mientras, me imagino que la otra cara del mundo sigue su ritmo, no sin alguna amargura de esas “que suele emerger paralela al primer rayo de sol”.

Brindo por esos instantes de deslumbramiento, claro que sí.
álvaro apellido ha dicho que…
Tus comentarios, Isa, son parte imprescindible en este blog. Sinceramente yo nunca escribo, pero leo cada día lo que Daniel nos cuenta. Y siempre entro de nuevo para ver la prolongación de la historia, que siempre sigue con tu comentario.

En tus palabras hay reflexión, creatividad, sinceridad, ausencia de apariencias y ganas de estar. Gracias Isa y gracias Daniel por mantener este estadio sin fútbol, pero lleno de sueños, pesadillas y narraciones imposibles.

Un abrazo desde la red.

Álvaro Apellido
Juana ha dicho que…
Se unen, se desunen, aparecen desaparecen .... una eterna danza que intersecciona el mundo que vemos a un mundo que no vemos .... el reverso es lo que tiene, que parece un sueño.
isa ha dicho que…
Muchas gracias por esas palabras que hoy me señalan, Álvaro. Hace tiempo que alguien me presentó a un tal Mr. Vértigo, y desde entonces no me canso de leer, disfrutar y comentar todo lo que en este extraño espacio ocurre.

Aunque la capacidad de enredar, sugerir, atrapar, hacer reir y emocionar, es 'culpa' de Dani y su PF, no hay duda.

Y añado, narraciones imposibles sí, pero no por ello menos necesarias.

Un abrazo
álvaro apellido ha dicho que…
En cualquier caso es un placer leer ambas partes de las películas. Y tu blog, que acabo de descubrir por casualidad es un Inventario de genialidades tan ilimitado como este PF. A ver, cómo me las apaño ahora con tanto que leer.
Anónimo ha dicho que…
Estoy con el trasfondo de lo que dice álvaro. Este blog merece subir el nivel de los comentarios.

Entradas populares de este blog

El verbo y el tren coloquial

Estación de Atocha, Madrid. Enero 2016 Esperaba subirse a un verbo que le llevara lejos. Lejos del último adjetivo que le arrastró hasta el reverso del suelo que pisaba. La mente en blanco y un mapa por recomponer, una geografía por reubicar. La frase de su amiga fue letal. Cada letra iba cargada con verdades que ni él mismo había valorado. Las comas, las pausas, los silencios y lo malditos puntos suspensivos quemaban. Así esperaba ese vehículo redentor. Inquieto, teneroso, tembloroso, entusiasta del desaliento, sabedor de sus miserias, conocedor accidental de las verdades que le dan cuerpo a la mente... ...Y en su maleta tan sólo llevaba un verso contagioso que no escribió. Un texto que recibió por azar de un sueño a través de un diálogo que no sabe cómo empezó pero sí adónde le llevaba.  El murmullo del vagón susurraba desde el fondo del plano. Podía oler el reflejo de su escapada. Imaginaba una huída para empezar, no de cero, pero sí desde un quiebro de sí mismo. Enrai

Las palabras se las lleva Twitter

Apenas estaba digiriendo una información -con alta carga de valor- cuando un tuit la bajó de golpe muro abajo. Intenté seguirla, pero no paraba de caer al foso; y durante el imparable descenso iba olvidando el cuerpo de la noticia que me había llamado la atención. Finalmente renuncié y volví a lo más alto del muro de nuevo, con la esperanza de leer algo interesante, entonces un hilo que sostenía al texto en extinción entró en escena. Intenté seguirlo pero poco duró su vigencia. Una vez más la gravedad de las redes sociales impuso su fuerza.  El volumen de la ansiedad de la masa social por publicar, por ser viral, por conseguir apoyo de followers, ¡por ser!, por estar, por pintar, pesa y ocupa tanto que la palabra apenas puede sostenerse. De hecho acabo de perder el hilo que me trajo hasta este texto. ¿Habré incorporado la misma gravedad y procesado de ideas? Es posible, porque ya se me está haciendo largo y empiezo a sentir ansiedad por publicarlo y que funcione por sí solo. Pesa

Idas y venidas por una mala salida

 Viéndolas venir me dieron en toda la cara. Una a una, las idas y venidas de años anteriores (y una del que entra) fueron golpeándome repetidamente hasta que pronuncié la palabra requerida: "Perdón". Las idas reclamaban un sitio concreto al que llegar; las venidas, más dimensiones. La correspondiente a 2021 era ida y estaba algo más perdida. Lo más difícil para mí fue darme cuenta de que tenía la responsabilidad de ubicarlas. Lo supe por una mala salida de otra persona hacia mí. Ésta, la mala salida, me advirtió -poco antes de abofetearme por izquierda y derecha con la mano abierta- de que debía organizarlas. ¿Cómo? pregunté. Viéndolas venir, exclamó. Así que tras pedir disculpas y tomar la firme decisión de implicarme en la búsqueda de lugares y dimensiones, todo empieza. A ver...