Le dijo "Tres con las que saques" y ella, muy flamenca, respondió saliendo por peteneras. Después se marchó a la francesa. Ni él, ni el resto de los amigos se enteraron de que Luisa Montefalto había volado. Así lo narra Tristán Ciruela cada vez que se reúne con sus amigos -una vez cada tres meses- en la Taberna del Tío Fausto. ¡Por ella! Brindan y terminan la noche con la última amargura de alguno de ellos, que suele emerger paralela al primer rayo de sol.
Pero Tristán va a romper el círculo y nadie de sus amigos (ni siquiera el Tío Fausto, el mayor y mejor conocido del que nadie pueda presumir) conocen sus intenciones. Se marcha, Tristán ha decidido viajar en sentido anverso a la cara del mundo. Pero justo antes de tomar la decisión definitiva, se toma un respiro, un te y la justicia por su mano... Es entonces cuando aparece ella, que nada tenía que ver con él.
Ella, Luisa Montefalto, era parte de la bandera que unía a un círculo de amigos. Un lema, una idea, cabeza de una ideología que nunca tomó forma más allá de la Taberna del Tío Fausto. Y ahora se presenta ante él; por haber tomado un respiro, un te y la justicia por su mano. Tristán deslumbrado se enamora perdidamente y se van juntos a recorrer el anverso de un mundo inverso que ellos nunca cataron.
Comentarios
Brindo por esos instantes de deslumbramiento, claro que sí.
En tus palabras hay reflexión, creatividad, sinceridad, ausencia de apariencias y ganas de estar. Gracias Isa y gracias Daniel por mantener este estadio sin fútbol, pero lleno de sueños, pesadillas y narraciones imposibles.
Un abrazo desde la red.
Álvaro Apellido
Aunque la capacidad de enredar, sugerir, atrapar, hacer reir y emocionar, es 'culpa' de Dani y su PF, no hay duda.
Y añado, narraciones imposibles sí, pero no por ello menos necesarias.
Un abrazo