Debes acuchillar la tarima, y terminó apuñalado por los suelos. No sabe aún quién lo hizo, quién fue el que hundió aquel filo de lo posible sobre su estado de ánimo. Pero sí sabe que todavía debe acuchillar la tarima que heredó de un asesino que no es el suyo. Es raro lo sé, pero Maduro Renato necesita entender en su haber qué hay entre el deber y la muerte inducida. Su estado de ánimo ya está en sitio seguro.
Guarda el filo en un cajón (que nunca guardó nada) y ahora acoge lo posible. Así que, arma sin crimen consumado y Renato, comparten cobijo. ¿Curioso, no? Tanto como el hecho de tener pendiente la orden de un asesino y su herencia. Tanto como buscar ánimo donde no hay suelo con forma definida. Tanto como saber que alguien ha querido matarte.
Debes ajustar los bloques de madera al cemento imperfecto, y terminó emparedado entre una espada -esta vez sí- mortal y una pared que él nunca puso ahí. No dejó ni rastro, como su asesino, que no era el principal, sino alguien que jamás conoceremos. Alguien que terminó afilando un hierro con esencia de veneno a base de desánimo... Alguien que sólo sabe acabar con asuntos pendientes ajenos. Alguien que prefiere el techo a una superficie acabada, hundida...
Comentarios
Mucho significado e intención (sólo he encontrado dos frases que no he necesitado volver a leer. .), poco aire entre la espalda y la pared. Me gusta.
Hoy las palabras están de tu parte, no hay duda.
(Opinión peregrina de alguien sin ni idea)