Son las 16h. Matías Sable y Dos Matices entra en la Taberna Engaños en la menor. Yo le espero dentro. Ahí me ha citado para contarme algo sobre el 23F; no para revelarme ningún secreto perdido. Matías es un tipo extraño, con cierto parecido físico a Tejero y a Millán Astray, y con cara de tener siempre algo que decir sin soltar prenda... Pero no parece ser protagonista de nada. Eso sí, parece que quiere hablar, y eso, es mucho.
Mientras le veo venir hacia mi mesa, con esos andares de viejo fascista caminando al ritmo de un organillo de fondo que sólo oigo yo, hago todo tipo de conjeturas. Aunque me ha dicho que no, seguro que me cuenta algo que nadie sabe respecto al golpe de Estado, pienso (también al ritmo del organillo)... Pero nada de eso. Se sienta, pide un café solo doble con un hielo roto por la mitad, comprueba que yo ya tengo un café más convencional sobre la mesa y empieza, y termina, su monólogo:
¿Por qué a todos los periodistas les interesa dónde estábamos todos el 23F de 1981? ¿No pueden preguntar otra cosa? La gente, claro, se emociona recordando... Unos, los de tu quinta, veían la programación infantil especial que emitieron el 24F por la mañana; otros se ven de camino al aeropuerto con lo puesto para huír de España... Pero yo no. ¡Yo no quiero recordar. Porque ese día me quedé encerrado en el WC del Bar Mariano... Un bar de carretera secundaria (casi de reparto, porque por allí no pasaba ni coches)!
Me quedé dormido mientras leía el periódico. Mariano, a 'las primeras de cambio', cerró todo, el bar, y el baño también, que tenía su propia cerradura; su propio régimen. Con los nervios ni se acordó de mí. Y yo, dormido. Cuando desperté me puse a golpear la puerta, a dar gritos. Silencio y más silencio. Pasé las horas como pude. Me leí el periódico unas 3 veces, sin embargo, no recuerdo ni una de las noticias del 23F... Eso es todo.
Cuando termina parece que va volver a su silencio habitual, pero no. Empezamos a hablar. Me cuenta que desde entonces no entra en un baño público, ni mucho menos en un bar de carretera. Adora las autopistas. En cuanto al aire de fascismo que pesa sobre él, me dice que es producto de mi imaginación... Puede ser, le contesto, mientras sigo escuchando el organillo. El café está muy rico, como siempre.
¿Por qué a todos los periodistas les interesa dónde estábamos todos el 23F de 1981? ¿No pueden preguntar otra cosa? La gente, claro, se emociona recordando... Unos, los de tu quinta, veían la programación infantil especial que emitieron el 24F por la mañana; otros se ven de camino al aeropuerto con lo puesto para huír de España... Pero yo no. ¡Yo no quiero recordar. Porque ese día me quedé encerrado en el WC del Bar Mariano... Un bar de carretera secundaria (casi de reparto, porque por allí no pasaba ni coches)!
Me quedé dormido mientras leía el periódico. Mariano, a 'las primeras de cambio', cerró todo, el bar, y el baño también, que tenía su propia cerradura; su propio régimen. Con los nervios ni se acordó de mí. Y yo, dormido. Cuando desperté me puse a golpear la puerta, a dar gritos. Silencio y más silencio. Pasé las horas como pude. Me leí el periódico unas 3 veces, sin embargo, no recuerdo ni una de las noticias del 23F... Eso es todo.
Cuando termina parece que va volver a su silencio habitual, pero no. Empezamos a hablar. Me cuenta que desde entonces no entra en un baño público, ni mucho menos en un bar de carretera. Adora las autopistas. En cuanto al aire de fascismo que pesa sobre él, me dice que es producto de mi imaginación... Puede ser, le contesto, mientras sigo escuchando el organillo. El café está muy rico, como siempre.
Comentarios
Literariamente redondo, como el bombo de la lavadora de ayer.
Me ha encantado ese café con un hielo roto. Y ese final que me devuelve a esa imagen mientras sigue sonando el organillo.
(y me gusta pensar que el 23F también hubo gente encerrada en baños y no precisamente para tirar octavillas por el váter. He recordado ese bar en el que se lee ‘No, Hemingway no estuvo aquí’)
Por cierto, ya que lo mencionas... Hemingway no, pero te diré más: por el Bar Mariano... tampoco pasó ni la mismísima Rita Hayworth.
(Este comentario iba más arriba, pero lo he retocado porque me había comido tres artículos y un par de verbos).
De todos modos, gracias GRP por compartir el sentido.