Cuando se dieron cuenta de que habían cerrado aquel colosal supermercado, también se dieron cuenta de que llevaban más de tres horas hablando de sus cosas entre berberechos y hechos insólitos. Remedios y Florín se conocieron en el departamento de plantas. Ella buscaba un helecho y él una excusa para florecer junto ella. Así que la hizo creer que iba a comprar el último helecho del momento para después hacerse el generoso con un: "Seguro que en tu casa queda mejor"...
Inmediatamente ella, muy tímida, le dio las gracias con una sonrisa, una preposición y dos verbos: "Dejémoslo en Quedará". "Y eso es mucho", respondió Florín. Después, cuando las plantas empezaron a aspirar oxígeno, ellos se intercambiaron los nombres. La gente iba desalojando, los empleados también, nadie les veía. Eran invisibles. Ni las cámaras de seguridad querían ser testigos de ese encuentro. En la sección de vinos se reecontraron con sus orígenes comunes en torno a la Ribera del Duero. Brindaron. El helecho, siempre con ellos.
Florín confesó que deseaba conocerla por encima de todas las cosas y que el helecho fue un argumento preparado. Remedios confesó entonces que ella "es más" de troncos del Brasil... Y que el helecho, igualmente fue una excusa. Ambos se habían gustado entre tantos consumidores y un mismo techo comercial. Y volviendo al principio, los hechos insólitos, el helecho y los berberechos terminaron por sembrar esta curiosa historia que firman Florín y Remedios. Pasaron la noche en el súper y al día siguiente empezaron a regar.
Comentarios
Y para rematar este sencillo cuento de Florín y Remedios digno de premio.
¡Bravo!
COPIFATE
Lo difícil es contar un hel-echo insólito con berberechos mediantes y que en la historia no falte ni agua ni aire. Un chorrito de limón tal vez :)
Esta frase podría ser un refrán. Yo la voy a usar como tal.