Es madre, atleta y pinchadiscos (a partir de las 00 horas, cada día de su vida). Y al mismo tiempo es alguien. Nadie en concreto, sencillamente alguien; que es mucho sin ser nada. Lo lleva bien y mal, regular y como puede. Su hija Sandra sigue sus pasos de cerca. Y lejos quedan los pasos que ambas dieron para encontrarse en aquel país africano donde se conocieron; que siempre estará más cerca de lo que dicen... y menos de lo que creen.
Fábula y Sandra viven una vida que nunca -cada una en su fuero interno- pensaron que vivirían. Fábula buscó a Sandra y Sandra encontró a una madre de fábula. Fue casual, pero no. Y ahí están imprimiendo una vida con todos los colores que tienen a su alcance; y usando sólo el blanco y negro para ocasiones sensacionales. Viven sin parar y no miran hacia atrás, salvo lo necesario para poder vislumbrar lo que tienen delante... Que es lo que cuenta, sin menospreciar el presente.
Mucho han trabajado para estar donde están; mucho más han sufrido lo que no pensaban que iban a sufrir. Y más aún han reído las gracias que jamás imaginaron que reirían. Muecas, gestos, pantomimas, resultados, avances, alegría, cariño, sinceridad y todo lo necesario para arrugar una cara en busca de felicidaz... Lo opuesto a la esbeltez de la perfección, que viste y embelleze. Fábula lo ha roto todo para poder romperse a gusto junto a su hija rota. Esa criatura que ha nacido de una idea.
Fábula y Sandra viven una vida que nunca -cada una en su fuero interno- pensaron que vivirían. Fábula buscó a Sandra y Sandra encontró a una madre de fábula. Fue casual, pero no. Y ahí están imprimiendo una vida con todos los colores que tienen a su alcance; y usando sólo el blanco y negro para ocasiones sensacionales. Viven sin parar y no miran hacia atrás, salvo lo necesario para poder vislumbrar lo que tienen delante... Que es lo que cuenta, sin menospreciar el presente.
Mucho han trabajado para estar donde están; mucho más han sufrido lo que no pensaban que iban a sufrir. Y más aún han reído las gracias que jamás imaginaron que reirían. Muecas, gestos, pantomimas, resultados, avances, alegría, cariño, sinceridad y todo lo necesario para arrugar una cara en busca de felicidaz... Lo opuesto a la esbeltez de la perfección, que viste y embelleze. Fábula lo ha roto todo para poder romperse a gusto junto a su hija rota. Esa criatura que ha nacido de una idea.
Comentarios
Expresa un recorrido vital, a veces más fácil, a veces menos, pero sigue adelante, y parece que en ambos casos se llega al objetivo. No sé, me pareció una historia optimista.